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viernes, 31 de agosto de 2018

La obsesión y el othello - Parte IV

Desde que leí la célebre frase de un mítico y gran jugador de othello: "el othello es obsesión", he confirmado a través de dicha frase y de repasar algunos de los modos de vida de grandes jugadores, para darme cuenta de que, si bien el othello puede no llegar a ser una obsesión, sí puede existir cierta relación causal más bien sostenida en el modo de vida de la sociedad moderna. Las nuevas tecnologías han transformado la sociedad, y en el caso del othello lo han dado a conocer pero han supuesto una contradicción permanente entre lo que es el juego online respecto del presencial. Online podemos jugar una partida en un minuto sin necesidad de mover, lo cual lo hace bastante cómodo dada la estructura esencial del volteo de fichas del juego. Su atractivo visual lo hace un juego también especial, y viendo que según podemos leer por internet sus combinaciones de juego posibles son casi las mitad que las del ajedrez, (10 elevado a 52), no es un juego tan simple como algunos detractores ajedrecistas han podido afirmar en algún momento. (Es lo que tiene intentar fomentar el othello entre la comunidad de ajedrez, le sacan pegas). Pero; ¿causa el othello la obsesión? Mi opinión es NO, mi opinión es que la obsesión es causada por un estado mental latente esencialmente depresivo. Bienvenidos a la tercera parte del Othello y la Obsesión.

A lo largo de este artículo (o series de artículos) voy a tratar de enlazar las conexiones entre 4 estados mentales negativos. Los podemos llamar por sus siglas DAEO. Depresión, Ansiedad, Estrés y Obsesión. ¿Qué provoca la obsesión? ¿Qué provoca la depresión? ¿Qué provoca el estrés? ¿Qué provoca la Ansiedad? Lecturas de páginas web psiquiátricas y psicológicas me han ayudado a formarme una ligera idea al respecto. Estas son algunas de mis conclusiones.

Psiquiátricamente y con ánimo de simplificar las cosas, podríamos reducir casi cualquier enfermedad mental al nivel de depresión. Por ejemplo, una obsesión causada por un trastorno psicótico, podría tener su fundamento en una depresión subyacente y por tanto no aparente. Tal vez debemos preguntarnos, en caso de que la vida de dichas personas fuera "perfecta", (por ejemplo, aunque es bastante burdo, imaginemos que les toca la lotería y tienen la vida solucionada), si tendrían en ese caso problemas mentales, si estarían deprimidos o tendrían brotes psicóticos. Lo cierto es que la depresión en casi todas sus facetas revela carencias latentes personales en ciertas personas. Pero sobre todo, se ha demostrado que en la mayoría de casos de brotes psicóticos, han sido ocasionados posteriormente tras una situación de estrés. Pongo por ejemplo los brotes psicóticos, como uno de los trastornos más graves que pueden existir, pero podríamos estar hablando de cualquier otra conducta insana mentalmente, y en la mayoría de casos las manifestaciones clínicas se producen tras estar el individuo sujeto a situaciones graves de estrés.

Se ha demostrado hace poco también, que el cerebro humano tiene un límite respecto del estrés que puede llegar a soportar. Superado ese límite, el cerebro busca de manera natural e inconsciente cierta escapatoria, ya bien sea a través del desmayo, en casos repentinos y terriblemente graves el suicidio, o en la mayoría de casos cuando ese estrés no es muy traumático pero sí es influcienciado repetidamente durante el tiempo, en enfermedades mentales asociadas a la depresión. (No voy a entrar en debatir por ahora en este artículo sobre aspectos congénitos, ya que no creo que sea algo que se pueda evitar por lo que no lo considero relevante). Se podría interpretar, por tanto, que el estrés a largo plazo provoca efectos negativos para la salud mental. En resumen: el estrés por un acontecimiento catastrófico en un único día provoca un estado depresivo constante y evidente, pero el reto es detectar ese estado depresivo subyacente cuando ese estrés al que nos vemos sometidos se mantiene de forma regular durante el tiempo. Aquí hay 3 claves a destacar: 1-Infancia. Como acabo de comentar, el cerebro humano tiene un límite general de situaciones estresables soportables, si alguien antes de llegar a la edad adulta ha estado sometido a estas situaciones, es evidente que de adulto tendrá menos aguante y será muchos más vulnerable, 2- Quizá debido a lo primero, el cómo se enfrenta uno a las situaciones de estrés, influyen considerablemente en el efecto que éste tendrá en su salud mental. Algunas opiniones postulan que la capacidad de aguante y de enfrentarse a estos problemas es sustancialmente igual en todas las personas (dado que el cerebro también lo es, en general por ejemplo a todos nos provoca felicidad o placer las mismas cosas, por lo que es lógico que también nos causen tristeza o desasosiego las mismas), de manera que los únicos factores diferenciales serían la educación dada, las posibles escapatorias sociales, la inteligencia (que de nuevo depende de la educación), el tiempo de sometimiento al estrés y el entorno familiar y social. Y 3- Situaciones de estrés separadas durante suficiente tiempo permiten una situación menos grave de la posible dolencia. De alguna manera al menos lo que entiendo es que la lesión mental se asimilaría a una lesión física, por lo que transcurrido un plazo de tiempo, dicha lesión mental se curaría, a pesar de que subsistiría la cicatriz. Otros factores que influyen sin duda son las drogas, (el alcohol por ejemplo es una droga considerada depresiva), en general sustancias que alteren la base neuronal (estupefacientes, drogas ilegales, etc), afectan de manera multiplicativa a todos los posibles efectos negativos de la depresión.

De aquí podemos deducir que ciertas condiciones de trabajo pueden ser negativas para la salud, como se ha probado. Jornadas laborales de más de 12 horas, con un trabajo constante y continuado, conllevan lógicas consecuencias negativas para la salud. El estrés puede llegar antes que la depresión, pero en mi opinión la depresión va incluso por delante. Si bien el estrés constante puede desencadenarla, la situación de tristeza interior catapulta definitivamente el estrés. De nuevo por poner un ejemplo: Si tenemos una jornada laboral de 12 horas pero en las demás facetas de la vida nos va bien, (somos felices) es muy poco probable que se desencadene una situación depresiva. En mayor o menor medida, existen situaciones de tristeza. Como he comentado en otros artículos, psicólogos se rasgaban las vestiduras porque la comunidad médica internacional empezaba a plantearse (y creo que lo habían consensuado finalmente) considerar como depresión el estado de tristeza que durara durante 6 meses o más tiempo. Esto supuso una dura crítica por parte de los psicólogos, ya que implicaba la evidente toma de fármacos transcurrido dicho tiempo, (con el implícito mercado farmecéutico detrás), pero fue controvertido especialmente porque en los años 90 parece ser que no se solía considerar que alguien tuviera depresión a menos que la misma durara 2 años.

Sin quitarle la razón a los psicólogos, y teniendo en cuenta conductas patológicas que he visto en gente que he conocido, parece evidente que ciertas conductas de una depresión leve o de una depresión mayor en recuperación, se mejoran a través de ciertas obsesiones. La obsesión es la canalización o vía de salida a cierta depresión, si es que existe esa salida, pues podría más bien ser la otra cara de la moneda, la cara "dulce", por llamarlo de alguna manera.

En mi opinión, la depresión (en mayor o menor medida) está provocada por el ritmo de vida que llevamos, tal vez por tener un trabajo que no nos gusta, o por alguna otra situación en especial que no nos atrae. Creo que es importante destacar que pueden haber muchas personas deprimidas jugando a othello, dado que no es un hobby quizá muy popular, pero también reconozco que ni mucho menos deberían suponer,-a mi juicio-, más del 10% de la población de jugadores de othello. La idea sería comparar dicha tasa con la tasa habitual de una población, la cual no pienso que variara sustancialmente. Comprender las 2 mentalidades y clasificar a la población en 2 grupos macrosociales: (deprimidos/no deprimidos) sin atender a la intensidad del hipotético trastorno, ayuda también a enteder el movimiento poblacional de jugadores de othello y su posterior retirada del panorama othellístico. El othello se convierte en una parte importante de su vida, pero por alguna razón deciden dejarlo y no volver a jugar. Jugadores que antes eran habituales, deciden dejarlo. He pensado que en parte puede tener culpa el juego: 1- Las derrotas en el othello por su característica de juego final hilarante las hacen muchísimo más duras que en cualquier otro juego de mesa. Algunos jugadores simplemente eso les provoca estrés, haciendo que no puedan soportarlo más, y decidiendo por tanto ignorar el juego definitivamente y 2- La característica relativamente simple de muchas aperturas, unido al hecho de que no es un juego muy popular ni del que se puedan ganar la vida, hace que también sea más sencillo dejarlo. Estos 2 puntos son árduamente comentados a lo largo del blog, por lo que no los expandiré por ahora. Sin embargo, quizá una mejora de la situación personal de la persona, (a más felicidad) comporta dejar el othello de lado, siendo ya no necesario esa muleta que era el othello para hacer la vida más alegre y llevadera. Por lo contrario, una vida ya feliz de por sí, hace inútil el othello ya que únicamente conlleva cierto estrés y problemas el participar en campeonatos en los que las derrotas duelen y solo nos aportan estrés. Con esto, como he comentado, no quiero decir que la población mundial de othello sea de tendencia más depresiva que la normal, pero sí busco explicaciones a por qué con los años ha perdido jugadores. Aun con todo ello, me voy a centrar en el othello como herramienta útil para poder superar un proceso de tristeza.

Desde mi punto de vista, la obsesión es la manera de afrontar la depresión. Es decir, parece muy poco probable que una persona se obsesione en el othello si no está previamente deprimida, o tal vez tenga cierta carencia social que desee compensar. ¿Por qué un jugador se levanta cada día por la mañana y estudia 4 horas aperturas? ¿por qué las restantes 12 horas las dedica a estudiar y jugar a othello? ¿es feliz? Tal vez no, está obsesionado. Pero su ansiedad por ganar un campeonato es lo que le hace llevar esa conducta. Salir campeón del campeonato es su forma de compensar la proporcionalmente enorme carencia que debe tener en su vida personal, (empezando,-evidentemente-, por la laboral). Me niego a creer que alguien puede ser medianamente feliz repitiendo cada día una rutina de 16 horas de lo mismo, incluso por placentero que eso fuera. No es casualidad que una función que (deberían) desempeñar los departamentos de Recursos Humanos de cualquier empresa, es velar por un reparto de tareas. Es decir, cualquier trabajo es cuanto más pesado, si tenemos que repetir lo mismo durante 7 u 8 horas. (Aquí me va bien mencionar aquella famosa sentencia por acoso laboral en el que salió victoriosa una mujer que denunció a su jefe porque le obligaba a hacer fotocopias sin sentido las 8 horas de la jornada laboral). Tradicionalmente, trabajos relativamente pesados, han sido compensados con buenos salarios. De nuevo, la carencia de felicidad por repetir 8 horas al día lo mismo y el estrés que eso conllevaba, se compensaba de alguna manera. Cuando no existe esa compensación, somos nosotros los que la buscamos, de manera directa o indirecta. Por lo que me niego a creer que alguien pueda ser feliz dedicando tal ingente cantidad de horas al día al othello, (de hecho se asemejaría muchísimo a la vida que se podría llevar en una prisión). Más importante: ¿qué sucede cuando si después de ese trabajo dicho jugador no consigue ganar lo que se propone? Es evidente que su situación empeora, pasa una crisis, desaparece tal vez del panorama del othello, pero prácticamente nadie se entera de la agonía de su salud mental durante esa dura etapa.

La obsesión, como he dicho, se fundamenta en un pensamiento único durante gran parte del día, que en ocasiones y como estoy redactando en este artículo, me refiero al othello. Es cierto a pesar de todo, que cuando una persona está deprimida, no le apetece hacer nada. Es característica de la depresión el no tener ganas de hacer nada, incluso lo que habitualmente nos puede gustar. Por ello, la obsesión es un paso más avanzado de la depresión, que como he comentado es la "superación parcial", o al menos la sobrellevación de esa depresión, a un terreno que nos proporciona un plus de felicidad para compensar cierta tristeza interna. No voy a ser yo quién invente la sublimación (para eso ya estuvo Freud), pero sus postulaciones y por lo que he podido leer, iban encaminadas en ese sentido, (aunque personalmente, siempre me ha parecido demasiado simplista al enfocarlo todo desde el punto de vista sexual). Carencias internas se compensan con actividades concentradas y obsesivas en otros focos, hobbies quizá desatados, que equilibran la balanza y que mientras no nos supongan estrés, nos aportan salud mental, (y física en caso de ser un deporte). La obsesión, el mentalizarnos con estas cosas, nos ayuda a desconectar y en ocasiones el éxito tras un duro obsesivo trabajo es hasta visto de forma positiva socialmente. Es cuando esa obsesión se vuelve enfermiza, cuando nos puede hacer daño y es de lo que hablaré al concluir el artículo.

Si nos centramos en un estado más avanzado y profundo de depresión, esa persona tiene obsesión en sentido negativo. Es decir, si en nuestra vida algo nos amarga o nos agovia, (por ejemplo, un mal trabajo, aunque hay infinidad de ejemplos) nuestra obsesión será pensar en ese mal empleo que nos perjudica nuestra calidad de vida. El ejemplo clásico que se suele poner en este plano es el fallecimiento de un ser querido. El pensar que ya no vamos a estar con él o ella, que nuestra vida va a cambiar, va a hacernos en si, la vida todavía más complicada. Este ejemplo exagerado, (pues resulta evidente el estado de tristeza en estos casos) sirve para comprender a la perfección como funcionan las obsesiones. No podemos dejar de pensar en algo, y si ese algo nos hace bien, nos sentimos bien: el enamoramiento es el clásico ejemplo. Cuando estamos enamorados estamos pensando en esa persona especial que nos hace feliz, y eso nos da calidad de vida y nos sentimos bien. Por lo contrario, cuando estamos tristes, esas obsesiones nos hunden más, haciendo que lleguemos a tener por tanto cierta depresión. Aunque antes he aseverado que la depresión conlleva a la obsesión, en casos extremos es al contrario, pero estoy convencido de que únicamente en casos extremos, (fallecimientos de seres querido o hechos traumáticos). Así que la relación en general, para el resto de personas que no hayan experimentado un suceso traumático siempre será de cierta depresión compensada con cierta obsesión (positiva).

¿Cómo salir pues de la depresión? Evidentemente cuando no tenemos ganas de hacer nada, hay poco que hacer. Los antidepresivos no tanto ayudan a ser feliz sino más bien reactivan la energía general del sistema neuronal, de manera que somos más proclives a iniciar proyectos o a hacer cosas. Suele ser aconsejable en muchos casos, tomarlos con una combinación de ansiolíticos, puesto que esta proactividad puede inducir a un aumento de la ansiedad, que es el otro factor que iba a comentar. La Ansiedad, es la sensación negativa antes de un suceso, mientras que para mi el estrés supone la sensación negativa, después o durante ese suceso. La ansiedad no es más que una manifestación parcial de la depresión y de la obsesión enfermiza. Mientras no existe esa ansiedad antes de llevar a cabo ciertas tareas, no existe obsesión,-teóricamente-, enfermiza. La ansiedad es común diría al 99% de trastornos psiquiátricos, por lo que como factor generalizado resulta más sencillo medicarlo de forma genérica, y hasta catalogarlo. Sin embargo especificar el tipo de ansiedad resulta algo mucho más complejo.

Imaginemos de nuevo, volviendo al ejemplo del jugador de othello de 16 horas diarias de entrenamiento. La ansiedad que debe sentir antes de jugar ese torneo para el que lleva preparándose años de esa manera, debe ser brutal. Dicha ansiedad apuesto que hasta le hace jugar peor el torneo. Por último la ansiedad suele desencadenar en síntomas psicosomáticos de todo tipo, como dolor en el pecho, dolor de vientre, dolor de cabeza, y en general un estado enfermizo generalizado.

Es entonces cuando, como salida a la depresión, debemos encontrar hobbies o cosas que nos hagan pensar de forma positiva. Actividades que hagan entretenernos con algo que nos mantenga ocupados. Por ello el primer paso quizá es solicitar la baja laboral si ese trabajo nos está amargando la existencia. A continuación, buscar quizá actividades que nos permitan tener la cabeza ocupada está bien, y el othello es una de ellas.

Conseguimos estar distraídos, pues es muy difícil pensar en algo negativo mientras estamos en plena partida de othello. Dejamos de pensar en lo que nos apena y disfrutamos del juego. El othello sirve pues, como apoyo para salir del hoyo. Pero tenemos otro problema: ¿vamos ahora a estar todo el día obsesionados con el othello?

Si para no estar deprimidos u obsesionados jugamos a othello pero nos obsesionamos con el juego, realmente no estamos logrando gran cosa. A nivel personal, me ha pasado estar jugando demasiadas horas al día (quizá 8), por lo que así fue como empecé a limitar las partidas. Habitualmente, juego 5 partidas al día como máximo, (si son rápidas). Supongamos que esas 5 partidas tengo calculado que las completo en una hora. El inconveniente que tiene esto es que me puede apetecer jugar más. Es difícil establecer una cantidad de horas de saciedad al jugar a un juego, ya que depende de otros factores como el aburrimiento. Si jugamos una cantidad de horas o realizamos una cantidad de horas efectivas a algo pero para no obsesionarnos lo limitamos, realmente no conseguimos gran cosa si durante el resto del día hacemos otras cosas pero estamos pensando (obsesionados) en dicha actividad. Hay sistemas para remediar esto que ahora comentaré, pero en general, limitar el tiempo al que estamos dedicando a una cosa a la que nos es difícil resistirnos (por ejemplo jugar muchas partidas de othello) es algo útil y que a la larga puede ayudarnos a no estar obsesionados con ello. En un estado depresivo, motiva el pensar que al día siguiente tienes otra sesión de juego, por lo que te despiertas con ánimo de hacer algo divertido ese día.

Aquí la clave es tener diversos hobbies. Es decir, el othello por sí solo, sería un problema como solución única a un estado depresivo. El hecho en cambio de tener una diversidad de tareas agradables, es lo que hace no solo salir de la depresión sino hacer la vida más llevadera al 100% de la gente. Como he comentado anteriormente, si estamos jugando demasiadas horas al othello, seguramente nos terminaríamos aburriendo, y no sería tan divertido como jugar menos. En cambio, jugar o hacer otras actividades, potenciará nuestro ánimo a positivo, de manera que cuando terminemos del othello, nos puede tocar ir al gimnasio, y cuando terminemos del gimnasio, nos puede tocar ver un partido de fútbol. En definitiva: el estado depresivo se lleva con estas actividades que te hacen la vida soportable o más feliz. No es algo innovador, pero permite establecer un nexo más preciso entre lo que comentaba al principio.

La Depresión pues, motivada por quizá un ritmo de vida desagradable, un mal empleo o cualquier otra circunstancia, provoca una ansiedad que se fundamenta en la posterior tristeza tras realizar ciertas actividades. Es decir, la ansiedad es en la mayoría de casos la manifestación clínica de la depresión. Una ansiedad exacerbada se puede deber a que tal vez asociamos un campeonato de othello a un día en el que podemos perder juegos y eso nos va a poner tristes, como me han comentado que les sucede a algunos jugadores, motivo por el cual directamente no juegan campeonatos. Otro ejemplo, a nivel personal me han hecho cosas desagradables en varios campeonatos en los que he jugado, (eso me lleva a pensar por qué no juegan tantos jugadores a othello) dado que no hay reglas o las reglas las aplican de forma mafiosa para beneficiar a sus amigos. Eso es injusto y las injusticias causan tristeza, no solo a mi. Así que he llegado también en pensar en no participar y jugar online, como hacen muchos jugadores. Pero, ¿voy a dejar que los que no saben organizar un torneo con reglas estrictas eliminen el othello? Motivo de debate en otro artículo puede ser este tema. Si nos gusta jugar, pienso que debemos hacerlo, aunque ciertos jugadores pueden pensar que sin unas reglas limpias prefieren no jugar.

Así se cierra el círculo: la depresión conlleva ansiedad previa a actividades que nos pueden originar cierta tristeza. El estrés, es la ansiedad posterior o durante la realización de dichas actividades. Su manifestación en torneos de othello es evidente, motivo por el cual jugadores a los que quizá no les provoca ansiedad jugarlos (no están deprimidos) también podrían potencialmente rechazar jugar torneos de othello porque ello les provoca cierto estrés.

Realizar una diversidad de actividades ayuda a restarle importancia al othello, y a enfocar los torneos como un día sin importancia en el que debemos darle más énfasis al disfrutar. Es difícil decirlo, porque en un torneo de othello se están muchas horas jugando, pero aun así, creo que es importante tener otras actividades en la vida a parte del othello, que nos permitan desconectar y no darle tanta importancia a un campeonato de othello, sino más bien utilizarlo controladamente para ser más felices.

miércoles, 29 de agosto de 2018

La paradoja de los tramposillos


Supongo que lo peor de hacer trampas, debe ser que te pillen. Para un jugador de cierto nivel, no diré que resulta fácil identificar a un tramposo, pero en una comunidad en crecimiento con ya abundantes torneos en casi todos los países, resulta cada vez más difícil hacer trampas sin levantar sospechas. La lógica inmediata más aplastante es la siguiente: ¿iba un jugador anónimo a mostrar un nivel de número 1 nacional o internacional e iba a seguir en el anonimato sin haber podido participar en un torneo en su respectivo país? Esto es más cierto todavía cuando el presunto tramposo es tan torpe de revelar su nacionalidad, y podemos comprobar como en ocasiones puede ser de un país con conocida tradición de torneos durante el año. En otros casos, el debate se centra en comentar por qué ese jugador es tan bueno en su país pero no mueve un dedo por organizar algo.

Sin embargo hoy quería centrarme en la paradoja de los tramposos, de cómo se les pilla y cómo muchos de ellos viven engañados doblemente. Sospecho de jugadores tanto por Playok como por otros sitios. Algunos de ellos experimentan anormales subidas de Elo (por ejemplo de 1100 puntos en Playok a +2000), algo a todas luces realmente imposible de lograr en pocos días. Salvo estos casos más evidentes, digo que juegan doblemente engañados porque en primer lugar se creen que están aprendiendo algo, y en segundo lugar se creen que el jugador que vence al programa, hace también trampas. Sin embargo lo que sucede es que ni se saben configurar bien el programa. También podrían vivir triplemente engañados, si creen que los demás jugadores no sospechan nada.

Alguien que haga trampas tampoco va a tener la poca vergüenza de presentarse en un torneo presencial. Por internet es otra historia, en Playok desaparecieron los torneos supongo que por este motivo. En cuanto hay rankings, estadísticas o torneos online, los tramposos aparecen como por arte de magia. De nuevo por tanto, ocultar los datos personales puede tener en este caso interés. Voy a preparar un artículo argumentando el hecho de por qué no deberíamos de preocuparnos acerca ocultar nuestros datos por internet. Insisto en lo de preocuparnos, ya que en principio había omitido esa palabra, pero ahora la he añadido porque evidentemente cada uno es libre de jugar como quiera. Puede venir un jugador y decirme: "Es que a mi me encanta llamarme en internet Grumpycat", así que por supuesto que cada uno se puede llamar como desee.

A otros jugadores ya se les conoce incluso por los nicks. Cuando preguntas por qué no juegan ningún torneo a pesar de su gran nivel online, te dicen que no pueden participar por algún motivo. En muchos caso será cierto. En otros casos se puede sospechar. Una excusa recurrente es el tema de los hijos: como si te secuestraran y no te impidieran ir a jugar, e incluso llevártelos. He conocido a más jugadores jugando con hijos, que jugadores que no acuden teniéndolos. Por alguna razón los hijos no te impiden estar 2 o 3 horas al día jugando, pero sí te impiden ir al torneo un simple día negociable al año. Salvo el cumpleaños de uno de ellos o algún día especial, es raro que sirvan de excusa. Sin embargo en una sociedad donde te explotan y puedes tener que trabajar de lunes a sábado, si tienes un día libre tiene sentido que quieras estar con ellos. No me quejo de eso. Lo que me parece más sospecho es cuando te dicen lo de: "no voy a dar mi mejor nivel" o te dicen que no son buenos. Esa explicación es más sospechosa cuando en efecto, online te han dado una paliza o han jugado sorprendemente bien. Tiene sentido que si hicieran trampas online, en el torneo se iba a notar, y pueden los tiros apuntar por ahí. 

El problema viene cuando el tramposo pierde una partida incluso usando el programa. Ahí está la paradoja, que alguien pierda juegos online, (aunque sean pocos) no justifica que no haya hecho trampas. (De igual modo que alguien que salga en el ranking WOF y tenga sus datos personales tampoco le exime de hacerlas, aunque será menos probable). El problema es que un jugador experimentado no haría trampas porque ya conoce que va a ganar de antemano, y eso no tiene gracia. Aquí está el matiz: Nadie puede ganar al Zebra, (Nadie). El problema es que los jugadores principiantes no lo saben, y utilizan el programa sin configurarlo bien, siendo posible para jugadores muy buenos, llegar a batirles. Otros jugadores experimentados han memorizado partidas de empate para protegerse en contra de tramposos. Como todos sabemos, el Zebra puede jugar aperturas humanas o no, puede jugar con aleatoriedad o sin ella. Sin embargo un novato eso no lo sabe. A veces, el resultado es su dedo acusador hacia nosotros.

En otros casos, tener nicks raros o graciosos estoy convencido de que a menudo perjudica. Durante bastante tiempo he jugado con mi nombre y a veces mi apellido online, revelando mi blog, de modo que cualquier jugador no sospeche de que yo sea un tramposo. Sin embargo, no han sido pocos los que me han acusado de hacer trampas tras una derrota, y eso que les he facilitado mis datos. En muchos de esos casos, han rectificado. Algunos, me han pedido disculpas. Esto pone de manifiesto que si queremos difundir el othello, los jugadores grandes deben reflejar sus datos online, sin tener miedo. La evolución de las nuevas tecnologías lo propone así en pleno siglo XXI: Para qué ocultar algo si se va a terminar sabiendo, y vas a hacer más daño de lo que vas a difundir el juego. Si el othello no es conocido, lo va a ser menos si encima nos vamos escondiendo, dando la sensación de que encima podríamos hacer trampas. Además, un tramposo siempre usará un nick anónimo, así que mejor no parecernos a él.

Algunos deducen, (como hacen incluso los casinos) que si ellos hacen trampas y pierden, es que el tramposo somos nosotros. Otros deben pensar que somos muy buenos, y viven engañados creyendo que ni con ayuda de programa nos pueden ganar. Así que según mi experiencia, calculo que una gran mayoría (quizá el 90%) de tramposos online, no se saben configurar bien el software, de modo que suelen perder partidas. También hay jugadores veteranos que lo saben configurar bien. En Othello Quest no son pocos los que se registran con un nuevo nick y atesoran un parcial de 100-0 aplastando a sus rivales. Hasta que dan con el número 1 mundial y empatan o incluso le ganan, como he visto varias veces. Los más suspicaces me podréis decir que la motivación en Othello quest además de salir en el top20 puede ser la de enfrentarse a ese número 1, que de otra forma no podrían ni retar. Como todos sabemos, en una página que empareja por Elo, si quieres jugar con los mejores, puedes hacerlo si tu Elo es suficientemente elevado. Por otro lado, esto no justificaría que siguieras haciendo trampas una vez llegas a ellos.

La paradoja y conclusión final del artículo es que los buenos jugadores no van a hacer trampas porque les aburre y conocen el resultado de antemano, por lo que habitualmente las hacen los novatos, por lo que resulta bastante fácil pillarles. Por otro lado, un jugador experimentado haría fallos para disimular y sería imposible probar que hace trampas, pero no lo hará porque le parecería una absoluta pérdida de tiempo. En cualquier caso: a menudo vamos a conocer con bastante seguridad quién podría hacer trampas.

miércoles, 22 de agosto de 2018

El peso de las derrotas


Una vez fui a una entrevista de trabajo donde conocí a un psicólogo. La indignante espera de casi 2 horas hasta que nos llamaron para entrevistarnos, dejó una conversación bastante interesante. La charla fue muy enriquecedora, como me atreveré a relatar en este artículo. Y digo me atreveré, porque ni tengo el conocimiento de las mismas palabras técnicas que tuvo en su día este compañero psicólogo, ni mucho menos soy yo uno y por tanto seguramente no podré explicarlo tan bien como sí lo haría un psicólogo profesional. 

Pues bien, hablando con él me comentó que muy en general existían 2 tipos de personas. En la psicología, (como en muchos campos) existe una tendencia en clasificar a las personas en distintos grupos, lo cual aunque es un método muy criticado, es bastante útil desde el punto de vista de simplificar las cosas y ayudar a encontrar soluciones. Una de las ramas en el campo de la psicología era tratar de comprender que existen personas optimistas, y otras pesimistas. Sin pretender en este artículo poner énfasis en el aspecto más filosófico, (pues ya sabéis lo que dicen algunos pesimistas: que es un optimista bien informado, o un realista) a raíz de este debate me explicó cosas muy interesantes sobre la forma de enfocar o analizar la vida en el caso de ciertas personas. 

La memoria selectiva en general aquí juega un mal papel. El clásico ejemplo es el del póker. Nos acordamos en seguida de cuando hemos tenido un golpe malo de suerte, por ejemplo perder una mano que teníamos ganada al 98%. De eso nos acordamos, nos eliminan del torneo de póker a escasos minutos de lograr ganar mucho dinero, y ese recuerdo será inolvidable. Atrás quedarán quizá las muchas manos anteriores donde fuimos nosotros los que en mayor o menor medida, tuvimos suerte y conseguimos llegar hasta allí. 

La sencilla metáfora o ejemplo del póker, también se aplica en el othello. Debido a una memoria selectiva que sesga más quizá nuestros fracasos que nuestros éxitos, existe cierta tendencia al pensamiento pesimista o negativo en gran parte de la población. Simplemente, hay muchas personas que olvidan sus éxitos y únicamente recuerdan sus fracasos, conformando así pues, una personalidad relativamente pesimista o negativa, que en última instancia implica cierta tristeza o desánimo. 

En el othello estoy convencido de que sucede lo mismo. Podemos comprobar o recordar aquella partida que perdimos por equivocarnos en el juego final, y no recordamos las muchas veces que hemos ganado, quizá de igual manera ante otro rival. Tal vez no nos ponemos a pensar, o tal vez no le damos mayor importancia, pero desde un punto de vista lógico, tanto derrotas como victorias, deberían tener la misma importancia. Aquí me gustaría aportar ciertos datos objetivos: la mayoría de jugadores de othello cosechamos parciales de un 50% de victorias (o más) por lo que, en teoría (solo en teoría) no nos deberían preocupar las derrotas, pues ganamos aproximadamente en proporción el mismo número de juegos que perdemos. 

Aquí es interesante darse cuenta de que una derrota no se asimila igual para un jugador con un ratio de 50% de victorias que para uno con un 80%. Psicológicamente, el jugador con el ratio más elevado de victorias está en general menos preparado para asumir esa derrota, aunque siempre hablando de una manera muy general, pues siempre dependerá de su personalidad y de como entienda el juego. Sin embargo, lógicamente no debería sentirse triste por perder, pues en la mayoría de ocasiones es él el que gana los juegos, y seguramente con algo de suerte en muchos de ellos. En el othello, como en muchos juegos, la suerte se puede perseguir. 

Aclarados estos pequeños incisos o sesgos psicológicos, existen jugadores que tras jugar un torneo, quizá piensan en esas derrotas más que en la propia victoria, en conocer gente, en pasar un día agradable y en general, todos los aspectos positivos de jugar al othello. No poder sobreponerse de esas derrotas y arrastrarlas como una lacra, como fueran parte de un tatuaje del que no te puedes desprender, conllevan cierta tristeza en dicho jugador, que puede al final sentirse tentado de no volver a jugar al othello, puesto que le puede llegar a provocar cierto malestar. Creo que aquí es fundamental comprender el othello, un juego donde la suerte influye y donde muchas partidas se deciden en el juego final, y ser consciente de que aunque pierdas ciertos juegos, también vas a ganar muchos otros. Lo importante no es dejarte llevar por las derrotas, sino aplicar la psicolgía contraria. Como me dijo el psicólogo, son pocas las personas que en vez de centrarse en sus fracasos, se fijan más en sus éxitos y recuerdan su vida centrándose en los mismos, y en general son personas más felices. 

viernes, 17 de agosto de 2018

Una pequeña Trampa

Una pequeña Trampa

En el Campeonato de España puse en práctica una trampa habitual en mi apertura, que solía funcionar bien en partidas rápidas. Es una trampa especialmente preparada contra jugadores agresivos. Como comentaba en días pasados, dejar pocas opciones al rival es ser conservador ("no mojarse"), mientras que hacer cosas "raras" es ser agresivo. Dado que si tu limitas en movimientos al rival, (salvo que le ganes muy pronto), si tu rival no es muy bueno, haciendo bien 1 de las 2 o 3 opciones que va a tener, te va a poder complicar mucho si no dominas bien el juego final.  En general si dejas pocas opciones al rival, suele ser para liquidar el juego pronto, no sueles desear tener una ventaja corta en el juego final, porque puede pasar que termines perdiendo por un mal tesuji. En general jugadores más miedosos tienden a jugar de forma más conservadora, vigilando no perder por un resultado tipo 58-6, en vez de estar más atentos por ganar.  En todo caso: cambiar de forma de jugar según el rival no es bueno. Insisto en que es algo que hacemos todos inconscientemente, pero si queremos ser buenos jugadores, debe ser un defecto a corregir.

Además, limitar movimientos no es especialmente difícil, y va muy ligado a voltear poquitos discos y mojarse poco. Es decir: un jugador teóricamente inferior, simplemente por probabilidad, por pura suerte de sacar las 5 set balls que tenga al 50% en limitación de movimientos, te puede terminar comprometiendo. Para mi, un jugador agresivo sería Seeley, aunque no hay debate aquí: no existe jugador agresivo o conservador, lo correcto es hacer lo que haga el programa en alta profundidad. No obstante y dentro de las posibilidades relativamente equivalentes, hay opciones. Seeley veo que a menudo sale por sitios "raros", hace cosas raras y brinda opciones al rival. Para mi, eso es ser agresivo, dar la sensación de que tienes debilidades, dejar opciones de ataque al rival es jugar al ataque. Ya sabéis que yo siempre lo comparo con el fútbol: si defiendes, concedes poco al rival, que es lo que hacen algunos: dejar pocas opciones al inicio a tu rival, tener en definitiva una buena defensa. Sí he detectado en ciertos jugadores matices contradictorios, que es el utilizar aperturas poco usuales o distintas, lo cual sería un rasgo de juego ofensivo, quizá no acorde o congruente con su propio estilo de juego posterior más conservador. Es decir: no deberías en teoría proponer aperturas abiertas si después te vas a intentar basar en limitar movimientos y en jugar defensivamente. Seeley por ejemplo es más congruente: propone de aperturas variantes de la Campesino o Snake y ha sido diría pionero en hacer cosas "raras" al inicio, pero luego su juego medio es acorde con lo que él hace, dando la sensación de jugador brillante. Sin embargo, siendo muy conservador, es algo que he visto que tienen como tic irremediable jugadores de rápidas, dándose cuenta de que en torneos contra rivales tal vez superiores tienen pocas opciones. En ocasiones se lo ponen fácil a un rival superior que le va a coser a Tesujis complejos no compatibles con su juego conservador, o que bien van a saber salir airosos de una propuesta de juego de partida rápida que no pinta nada en una partida presencial. Los jugadores de partidas rápidas, "no piensan", solo mueven posicionalmente, y ese lastre les cuesta muchísimo quitárselo de la cabeza. Podemos aprovechar esa debilidad para tenderles trampas.

Como vengo comentando: conocer el propio estilo de juego es crucial en el othello y diría que en cualquier disciplina. Las propias debilidades y fortalezas son también un factor a tener en cuenta, en mi opinión poniendo más énfasis en las debilidades. El problema de jugadores de partidas rápidas es en mi opinión que no pueden ya mejorar lo que han hecho durante miles y miles de veces, llega un punto en que les es imposible, y temo yo mismo estar en esa situación. Como diría Bruce Lee: "Empty your mind". Solo olvidando todo y empezando de nuevo sería posible que nuestro nivel llegara más alto, aunque perdiéramos ingentes cantidades de tiempo, aunque tengan que venir los hombres de negro de "Men in Black" y hacernos olvidar todo lo aprendido con un extraño lápiz.


En este caso la Trampa me salió mal, voy a comentarla brevemente.  (Lo hago de memoria así que es posible algún error, sería un desastre ya que en othello a menudo posiciones parecidas son muy diferentes muchas veces, pero es que tengo la partida guardada en otro disco). Antes de empezar: vale que con las valoraciones se ve todo más fácil, pero si no pensáis en las valoraciones, las soluciones con blancas no son tan evidentes, lo cual le otorgan mayor mérito. Intentad abstraeros en la medida de lo posible de las valoraciones.

Creo que fue como sigue:  en la primera imagen que tenemos aquí arriba, juego a propósito mal con negras en H6. La idea no es tanto que blancas juegue G2, que algunos jugadores muy agresivos lo hacen directamente, aunque habría sido incorrecto para blancas, que era lo que yo buscaba. La idea era que la mayoría de jugadores, agresivamente fuerzan la posición de cierre con negras, (y con negras debo hacerlo) en la cual los laterales con tantos discos negros son muy suculentos de atacar con blancas en G2. Esperaba que blancas precisamente hiciera esa jugada, y es posible que lo hubiera pensado. Tal vez me basé en que movió demasiado inquieto en el anterior juego que le gané, y en este juego es probable que extremara las precauciones.

 

Yo creía que me iba a jugar agresivo pero es cierto que si eres más conservador, vas a aguantar más la posición y no vas a forzar tanto a negras, te escaquearás más por arriba y dejarás esa opción factible para el final, que va a seguir estando. La mayoría de jugadores hacen G2 después de forzar a negras, teniendo una posición contrariamente a lo habitual, algo complicada. De nuevo enlazo con lo que comenté en anteriores partes: normalmente, es correcto para blancas jugar G2, (aunque es cierto que todavía no está el norte asegurado), busco una posición a propósito para que blancas piense que es lo normal jugar G2. Además, este tipo de posiciones se basan en el timing, suele ser correcto que blancas juegue G2, pero no sabes cuando: otro factor con el que yo intentaba jugar.  Sin embargo siempre tengo plan B, y blancas no entró sino que salió por arriba. Como vemos en la imagen, F1 no es lo mejor, el -6 es la mejor opción y aunque pueda parecer mucho, es habitual en mis aperturas. Además, ese -6 se lo gana blancas al salvar la primera trampa. La importante es esta segunda, donde a propósito juego F1 (-11 aprox):



La idea de nuevo es que blancas juegue G2. Aquí sí que puedo afirmar que el 100% de jugadores se han salido por G2, teniendo una posición muy complicada (a pesar del +4). Tal y como jugaba blancas, tal vez podía deducir que no iba a hacerlo, ya que prefería ser más conservador, más aun después de haber perdido el primer juego contra mi, ahora tal vez se lo estaba pensando más. Así que supo salir por abajo, no recuerdo bien si hizo lo mejor, pero no jugó G2, que aunque no era lo peor, su posición en el juego medio tampoco era la más ventajosa posible, aunque creo que llegados a este punto me habría ganado igual porque no me aguantó la secuencia de la Tanida. Precisamente tengo varias secuencias de la Tanida memorizadas hasta el movimiento 21, y me gustan bastante porque son las pocas secuencias que me dejan con opciones factibles al final, (creo que gané a Suekuni con una secuencia de estas en Othello Quest). Sin embargo blancas hizo una opción que aunque correcta, no es lo normal. Dado el segundo envite, creo que en mi apertura todavía tenía un plan C para intentar confundirle, a riesgo de irme a -16 si no salía bien y así fue como sucedió. Conociendo la apertura, mi conclusión es que no tiene sentido tender trampas al rival, sino jugar el libro perfecto, y seguir con la secuencia, sobre todo si te la sabes, como es mi caso, aunque la subsecuencia que jugó blancas únicamente la conocía hasta 2 movimientos después, así que podía tener sentido en mi caso probar la trampa. En cualquier caso, se zafó hábilmente, conociendo o sin conocer la trampa, tal vez como el ratón de este último vídeo, (el minuto 3:20 al 4:00):

miércoles, 15 de agosto de 2018

EGP Madrid 2015 - Parte III



Como iba relatando en anteriores entregas, es importante dar detalles sobre qué tipo de partidas jugaba y como jugaba antes de participar en un evento de este tipo. Primero y lógicamente: pienso que alguien que haya dedicado al menos 100 horas a jugar a este juego, debería hacer todo lo posible por participar en un campeonato. 100 horas, son muchas horas. Son 100 días jugando 1 hora al día. Lo que no se comprende es que existan jugadores que hayan acumulado años de experiencia y que incluso siendo muy buenos, no participan en campeonatos oficiales. Es una lástima porque su nombre puede quedar grabado para la historia como uno de los mejores jugadores de su país, pero parecen tímidos a participar en este tipo de eventos. Desde aquí me gustaría lanzar el mensaje de animarles a participar: lo pasarán realmente bien. 

Es cierto que al final se trata de una actividad social. Creo que debemos destacar el importante factor humano de conocer a otras personas y pasarlo bien. Aprendemos mucho del juego, y conocemos otros estilos de juego. Vale mucho la pena. Quizá si alguien es muy tímido, o no es alguien muy sociable, podría sentirse tentado de no participar, pero incluso aun así, creo que es una actividad muy agradecida y una experiencia personal que vale la pena vivir. Si juegas por internet, ¿por qué no ibas a hacerlo en persona?

Por aquel entonces yo me volví loco con mis 4 nicks en Playok. Con uno, jugaba juegos de 20 minutos, con los otros 3, jugaba juegos xot con uno, con otro jugaba normal y con otro testeaba aperturas. Me di cuenta de que 5 partidas al día con dichos nicks no eran suficiente para mejorar. Estaba entonces tratando de aprender a jugar xot, y no estaría mucho tiempo jugando con 4 nicks. Finalmente sobre finales del 2015 empecé a jugar de nuevo con 2 nicks, con uno juegos de 20 y con el otro juegos de 5 minutos. 

De aquel torneo recuerdo tener mucha suerte en algunas partidas. Elaboré una lista de acciones de juego que aun hoy conservo parcialmente. Parte de ese documento lo perdí porque en su día no me parecía relevante y me arrepiento de haberlo eliminado. Tenía 3 normas y a su vez dichas normas tenían cierta desagregación. No recuerdo exactamente el nombre, las normas eran las siguientes: 1- Normas durante la partida o normas de Estrategia, 2- Normas de Técnica, y 3- Normas formales. 

Para mi lo más complicado eran las normas formales, puesto que no jugaba torneos. Una de ellas era anotar justo antes de mover. La idea era que tenía una oportunidad para revisar el movimiento. Si anotamos en la hoja y luego movemos, podemos estar seguro de que está bien. Por aquel entonces no eran pocas las veces que debía borrar con tippex mi opción en la hoja de anotación, que también la utilizaba en mis partidas online. Otras normas formales eran empezar a mover al azar a los 20 segundos del final, aunque en un torneo ese tiempo sin duda debía ser ampliado. 

En total creo recordar que tenía unas 5 normas formales, 5 técnica y 5 o 10 de estrategia. Del documento parcial que conservo creo que únicamente sale un guardado de seguridad en el que únicamente existen 5 normas de Técnica. Entre las normas de técnica figuraban algunas como: 1- Atacar a los laterales a la primera, 2- Si no los defienden, "robarlos", 3- Ante la duda el movimiento menos cargado, 4- Ante la duda entre 2 movimientos igual de cargados, el más centrado, 5- Intentar no jugar al lateral. Estas 5 sencillas normas completadas con algunas más que ahora mismo no recuerdo, hicieron de mi juego un juego relativamente intermedio que me valió para ganar algunas partidas. Comprendí que jugando de determinada manera, dejas la partida para un aproximado  36-28 en el que tu rival necesita contar pero al menos propones un juego bastante cerrado. Por ejemplo: una partida con 2 laterales unbalanceados para nosotros y 2 unbalanceados para nuestro rival suelen ser partidas muy complejas de definir en el juego final. Favorecer esas situaciones un poco caóticas pueden beneficiar al jugador inferior técnicamente si tiene suerte en el juego final. 

Por último sobre las normas estratégicas, tenía la idea de no mover hasta no estar seguro del todo. Esto tiene una consecuencia brutal: Si no te conoces la apertura, nada te impide estar 20 minutos pensando en el movimiento 6. Esto desconcierta y diría que molesta a algunos jugadores, especialmente si les ganas después jugando rápido. Y es que muchos jugadores muy buenos no comprenden que no te sepas aperturas pero aun así desarrolles un juego muy potente. Quizá no entienden que lo de estudiar aperturas, simplemente algunos no lo hemos hecho nunca. También sobrevaloran mucho las aperturas, sin darse cuenta de que en el juego medio y especialmente en el juego final, se suelen perder muchos puntos.

viernes, 10 de agosto de 2018

Estrategias Avanzadas - Capítulo 6

Capítulo 6: El Doble pivote interior en el lateral 


Las casillas que menciono al inicio del juego, sirven para darnos mucha movilidad, y con un lateral balanceado o unbalanceado rival, nos van a permitir desarrollar nuestro juego con cierta profundidad. No obstante, siempre deberemos estar atentos a hipotéticos futuros volteos sobre esa región. Es cierto que en ocasiones un control balanceado del rival con 4 discos ocupando también las casillas interiores, es mucho más perjudicial que un control con 6 discos en el lateral ocupando también los interiores. El problema es que en el primer caso podemos jugar las X Square normalmente de manera limpia, mientras que en el segundo caso, un corte de la Diagonal implicará la consolidación y estabilización de blancas en dicho lateral, pudiendo ganar prácticamente el juego y haciendo inútil nuestra hipotética salida por la columna por ejemplo B. 

Vemos en el vídeo que comparto una situación límite: Negras está acorralado y parece que no puede evitar perder la partida perdiendo todos los discos. Sin embargo, el doble pivote (no tanto lateral sino interior) permite al jugador que lo tiene ampliar sus discos sin un peligro inmediato de pérdida de fichas. La teoría es que como la partida se empieza jugando por el centro, cuando el jugador decida ampliar su zona de confort moviendo en vertical u horizontal dependiendo de donde esté situado el pivote, (incluso en un caso extremo jugando los X Squares como muestro en el vídeo), va a conseguir todavía más movilidad. Así que le bastaría con un único disco en esa zona. El rival no podrá tapar el movimiento vertical (u horizontal) jugando al centro, porque el centro ya está ocupado. Como mucho podrá taponarlo Diagonalmente, pero precisamente diagonalmente podremos también en ciertos casos salir nosotros y apoyarnos en otro lateral, dejando al rival en general con pocas opciones si ha intentado acorralarnos. 

A partir de aquí, wipe-outs desde esa posición son muy fáciles de preveer. Pero más allá de los wipeouts, la movilidad que nos ofrecen esos discos va a ser capital en la mayoría de juegos que juguemos, ofreciéndonos la posibilidad no solo de cortar diagonales, sino de trenzar jugadas mágicas. El vídeo pone de manifiesto también, las inmensas posibilidades para un jugador que haya intentado conservar ese doble pivote, especialmente en casos de intentos frustrados de wipeouts, e incluso yendo más allá, en posiciones que van a forzar que nuestro rival tome varios laterales, permitiéndonos pivotar sobre zonas clave del tablero, sin renunciar en muchos casos incluso a hacer movimientos de control central.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Analizando a Grandes Maestros - Capítulo 2


Capítulo 2: Análisis pormenorizado, apreciaciones y comparaciones
Foto: WOF antiguo

En el Campeonato de España de 2017 me  pasó lo mismo: llegué sin haber practicado mucho, aunque es cierto que jugaba algunas partidas rápidas en Othello Quest. Lo que me sorprende del juego de algunos Granes Maestros, es el hecho de que algunos no se saben la apertura ni siquiera hasta el movimiento 15. Supongo que de ahí la diferencia entre los Dans. Uno puede ser un Maestro, pero, ¿cómo va a llegar a cierto nivel sin saberse secuencias avanzadas? La frontera está precisamente, en torno a ese movimiento 20, cuando ya puedes intuir por donde irá el juego final. Aquí vale la pena hacer la siguiente apreciación: hay diferentes tipos de jugadores llegados a este punto. Algunos suelen tirar siempre la misma apertura, y se la suelen saber muy bien. Lo bueno que tiene esto es que se la saben muy avanzada, con muchas variantes. Lo malo es que si el rival les propone otra al inicio, van más perdidos. Luego hay jugadores que no tienen ninguna variante muy larga, pero tienen muchas cortas, (con cortas me refiero hasta el movimiento 10-12, que tampoco sería muy corto realmente) lo cual les permite no estar en desventaja demasiado pronto en la mayoría de juegos. Por contra, suelen tener muy difícil batir a rivales teóricamente superiores. De ello hablaré largo y tendido más veces en el blog, ya que el tema de las aperturas es un asunto clave.

La mayoría de nosotros, ampliamos nuestra apertura al analizar el juego. Sin embargo, algunos jugadores dedican alguna hora de su tiempo libre, algo que me parece una completa pérdida de tiempo. Si no estás dispuesto a ser un hikikomori y dedicarle no menos de 8 horas al día a las aperturas, no vale la pena estudiártelas todas. La razón es tan sencilla como matemática: Más vale saberse 5 aperturas hasta el movimiento 20, que 20 aperturas hasta el movimiento 5. De aquí podemos extrapolarlo a más casos: yo juego bastante cerradas las aperturas, pero las mejores me las se hasta el 20 o 21. Como dije hace un tiempo, conocerte una apertura es más difícil cuanto más avanzado, pero también será más difícil que el jugador te gane cuando juegas tú con negras. Incluso con blancas tiene sentido conocerte las aperturas tan avanzado el juego, ya que la seguridad que te da es brutal si al jugador rival le da por intentar hacer la misma apertura que tu cuando él es negras. Más importante aun: Si tu rival se la sabe también hasta el 20 (como suele suceder con jugadores muy muy buenos) no te queda más que levantarte y aplaudir. Es más meritorio perder así que querer pasarte de listo con una Campesino por haberla estudiado 8 horas ante un rival que la lleva utilizando toda su vida.

Aun así, hoy en día va a ser muy probable que tu rival también se la sepa hasta el 10 o más, bien porque estudie, o bien porque él también la haga. Mi opinión es que más vale saberse pocas aperturas pero largas, que muchas cortas. Evidentemente lo mejor es muchas y largas. También hay opiniones: y es que pocos jugadores me van a hacer llegar hasta el movimiento 20 de mi apertura, haciéndome que por otro lado se me olvide. Mi experiencia es que muchos jugadores en el movimiento 10 de mi apertura ya están bastante perdidos, y que normalmente el que me la aguanta hasta el 20 me suele ganar porque al ser mala de por sí, me ejecuta en paridad y me gana. Es decir: en mi apertura, si el jugador que me ha aguantado hasta el 20 se levanta y deja que juegue un principiante, es muy probable que el principiante me termine ganando la partida. El problema es que evidentemente el principiante no me la habría aguantado tanto. Estas ya son debilidades de la propia apertura que cada uno podemos tener. Hay infinidad de aperturas con 2 o 4 puntos de desventaja, y un rasgo común de los mejores es que suelen usar las llamadas "balanceadas", que digamos son de empate. El NBoard propone aperturas de entre +1 a +2 de valor esperado, y he visto a jugadores lanzando esas secuencias, apuntando a un -1 y no a un -2. La irrupción de la aplicación Saio, con el libro de aperturas más potente conocido, va seguramente a hacer cambiar estas secuencias, en favor de valoraciones aproximadas más correctas.

Es cierto que quedas mejor y como un jugador más completo jugando muchas aperturas, pero como digo, quererte parecer a Seeley, Tamenori o Takanashi sin serlo, puede traer malas consecuencias. A veces es mejor conocer las propias limitaciones y no innovar. En mi experiencia: cuando he intentado aperturas nuevas no he obtenido nada más que desconcierto y derrotas, además de que no he disfrutado mucho. (Derrotas de 56-0 y similares también se han dado cuando he intentado cosas nuevas, la última vez con la Mapache.. insisto en que no vas a dominar mejor una apertura por ejemplo la Mapache, cuando te toque enfrentarte a un jugador que la lleva utilizando toda la vida). Para jugar en aperturas que no conozco tengo la modalidad xot. Si debo jugar fuera de xot, ya tengo mis 2 o 3 aperturas largas, (que en el futuro espero que sean más) y aunque sean muy poquitas, es mejor 2 o 3 largas que ninguna. Es mejor enfrentarse a un jugador que se sepa 100 aperturas hasta el 18 con 3 aperturas hasta el 20... que jugarle sabiéndose 20 aperturas hasta el 12. Al menos, le juegas con sus mismas armas, aunque, con menos cantidad armas. Estrategia una vez más: ¿vale la pena enfrentarse a un ejército de 10 tanques con 200 caballos? ¿O vale más la pena enfrentarse a un ejército de 10 tanques con 3 tanques? ¿Qué es mejor? En todo caso en el segundo caso, (saberse aperturas largas) se traduce en mayor variabilidad tanto de victorias como de derrotas, en el resultado y en la cantidad. Otro argumento en contra de lo que defiendo, es que en teoría tu rival puede estudiarte cómodamente, pero por la experiencia que tengo, 8, 10, 12 o 20 horas de estudio no van a compensar las más de 100 horas (toda la vida de jugador) que yo u otros hemos dedicado a la misma apertura siempre, por lo que en general no suele valer la pena. Por otro lado en la mayoría de casos los jugadores se limitan a hacer una variante al inicio, lo cual les puede jugar en contra porque como mínimo, ya están en igualdad de condiciones al no saber por donde voy a salir, eso si no he visto antes esa misma variante, que suele ser probable.


Aun así, jugar las mismas aperturas sirve en bandeja de plata a veces tu juego a un rival que te desee estudiar antes de un torneo. Yo siempre he pensado que si alguien se toma tal molestia, merece ganarme. Por otro lado, sigo luchando con la utopía de que el othello se convierta en una comunidad seria y grande, y en un torneo no se sepa si un jugador se va a enfrentar contra mi y por tanto no tenga incentivos en estudiarme la apertura. Mis ideas de cambios de aperturas han ido por esta vía: no aprenderme nuevas para sorprender, que es lo que hacen muchos jugadores. Son muchos los que juegan muchísimas variantes, tanto de Diagonales como de Perpendiculares. Desconozco si en torneos o en partidas importantes apuntan a la misma, no he analizado un paquete grande de juegos de ningún jugador.

Jugar muchas aperturas es también un arma de doble filo, que es la siguiente: juegas contra un rival muy bueno o un torneo importante y te surgen dudas: ¿sigues a lo tuyo o te ciñes a tu apertura que más confianza te da? es difícil porque plantearte esta pregunta viola en mi opinión una de mis normas sagradas en el othello: tratar a todos los rivales por igual. Si les tratas de manera diferente según quién sean, tu juego estará sesgado y no tardarás en el juego medio o final en pensar diferente: "es muy bueno y me la gana"  ó "seguro que la lía y le gano", estos dos pensamientos contrarios pueden darse en una jugada similar o idéntica, cuya única diferencia sea el rival. En mi experiencia, los jugadores que varían mucho las aperturas tienen más sesgos de este tipo, que empeoran su juego. En un caso extremo, (Berg) hace aperturas radicalmente distintas según qué rival sea y su posición en el torneo, (wipe-outs), lo cual le ha jugado en contra en situaciones de mucha presión, cometiendo errores que estoy seguro de que no cometería contra otros rivales. Estos sesgos no los tienen muchos jugadores japoneses, y no es raro verles en torneos haciendo las mismas aperturas en todos sus juegos.

Quizá otro de los defectos de algunos Grandes Maestros es la sobradez, o el jugar demasiado rápido creyendo que son muy superiores. Eso diría que lo hacen muchos jugadores, incluso inconscientemente, y diría que es el mayor defecto de la mayoría de jugadores de élite, con excepción de muchos japoneses que suelen prejuzgar menos. De nuevo los sesgos de partidas rápidas aparecen. Es crucial jugar al reversi sin pensar en tu rival, en caso contrario tu juego se verá afectado, así como cualquier decisión que tomes. Lo peor de creerte mejor que el rival es que cuando te enfrentas a alguien teóricamente superior, también te crees inferior y eso te impide jugar bien con unos u otros, (en Othello Quest puedes ocultar el Elo por esto mismo).  Es cierto que movimientos de rivales que consideramos que están mal quizá nos recuerdan a quién tenemos delante, pero eso no debe afectarnos lo más mínimo. A veces me ha pasado jugar contra alguien sin ganas porque me meto en Playok a esperar horas a que entre un rival fuerte y el que entra no sabe jugar mucho y juego rápido y mal y me va ganando claramente, pienso: "ya se equivocará", pero esa forma de pensar es incorrecta. El reto es plantear cada juego como si nuestro rival sea el mejor del mundo. (Esto pasa en todos los deportes me imagino y es algo que supongo que también entrenan). No es lo mismo que el Madrid juegue contra el Barça que contra otro equipo de la Liga, pero ese equipo más humilde, intentará hacer el partido de su vida contra el Madrid. Pues en el othello sucede exactamente lo mismo. El jugador más humilde intentará hacer la partida de su vida contra nosotros, y deberemos impedirlo. Debemos mirar fijamente el tablero y pensar como aprovechar esa situación, como si jugáramos contra un tablero, no contra una persona.


En el Momento 2 horas y 22 minutos del vídeo, podemos ver al mejor jugador del mundo, pensando en mi opinión demasiado tiempo, (creo que cerca de 2 minutos) en una posición relativamente sencilla para blancas. Es posible que contara, aunque no hace lo mejor (hace +34, y lo mejor creo que era +36). ¿No lo ve claro? sí que lo tiene claro, pero tiene máximo respeto al rival, independientemente de a quién tenga delante. La chica concretamente es muy buena, pero he visto juegos de Takanashi donde teniendo un cómodo 64-0 o cercano, espera igualmente 2 o 3 minutos pensando, (incluso más). Eso lo hace porque no prejuzga al rival, y juega contra un tablero, tratando de jugar perfecto, sin preocuparse por terminar rápido. A todos nos puede entrar ansiedad o prisas por terminar acabando un juego y ganarlo rápido, porque ganar "mola" y queremos el premio pronto. Sin embargo, un nivel tan alto de Maestría como el suyo implica una concentración mental de tratar todos los juegos igual, sin prisas, sin sentimientos, (como si fuera un robot) lo cual lo hace tan súmamente bueno a nivel mental. Estoy convencido de que en la misma situación de Yusuke, muchos moverían en apenas unos segundos, y puede ser que movieran en más segundos si su rival es más bueno o peor, cosa que no nos debería suceder nunca.. en el vídeo yo mismo ví claras muchas opciones buenas para Yusuke, y seguro que vosotros también las veréis sin necesidad de esperar 2 minutos: pues ya lo estáis haciendo mal.

Muchos GMs son también jugadores de partidas rápidas.  Su juego dispone de ventajas que dichas partidas otorgan, como suele ser el mover rápido, aprovechando los segundos que les quedan para poder pensar en el juego final. Aun así, la mayoría han jugado muchas partidas también en tablero, lo que les transforma también en jugadores muy completos en distintos rangos de tiempo. No voy a entrar en detalle en algunos aspectos positivos de jugar partidas rápidas, (hay más negativos que positivos), pero uno de los más beneficiosos es el poder tener seguridad en tu propio juego y conocer qué movimientos estás seguro de que son correctos. Sin embargo, como en muchas cosas, afirmar que un movimiento estás seguro al 100% de que es correcto, es muchas veces imposible. Salvo movimientos automatizados y muy evidentes, hay muchísimas opciones que suelen ser correctas un 90, 95 e incluso 99% de las veces. Es lógico por tanto, que si estamos jugando un juego, no perdamos tiempo en ese movimiento que suele ser (a ojo) correcto el 90% de las veces. El problema viene, cuando no lo es o bien porque: 1- Jugamos contra un jugador excepcional que ya nos provoca situaciones de este tipo excepcionales, o 2- si son correctos el 90% de las veces, es lógico que 1 de cada 10 fallaremos, y ese fallo puede condenarte contra un rival de mucho nivel.

Así que una cosa a mejorar que me he propuesto es la siguiente. Visualizando partidas en Liveothello y en el canal de othello Japan de youtube, viendo jugar a Japoneses muchísimo mejores que yo, no entendía como yo, un jugador en teoría de menor nivel, podía ver ciertos movimientos obvios, y ellos tardaban tal vez 1 minuto en hacerlo (como el vídeo de antes). Son esos movimientos que yo digo que son correctos al 90% cuando jugadores de mayor nivel que el mío se los piensan durante casi un minuto. ¿Por qué por tanto algunos jugadores no los hacen tan rápido? De nuevo volvemos a su mayor nivel respaldado en esa desconfianza en el tablero y en esa perfección de darse cuenta de que fallar 1 de cada 10 veces está mal. Durante un tiempo jugaba rápido estas opciones: la idea era que me parecía perder el tiempo estar 2 minutos pensando en por ejemplo en la imagen de abajo blancas C1, para finalmente hacer blancas C1. Parece que si no encuentras el movimiento brillante, no debes mover, y eso no es así. Seguro que os ha pasado, estar pensando un minuto y terminar moviendo en el lugar donde habíais pensado en el segundo 1. En mi caso la consecuencia era pensar que había desperdiciado 1 minuto o 2... y si al final me quedaba sin tiempo achacar mi derrota a no haber jugado rápido y seguro en estas posiciones. Sin embargo mi conclusión es errónea. Psicológicamente va a ser sencillo recordar que 9 de cada 10 veces hemos mantenido la opción que hemos visto en el segundo 1, pero no recordaremos la vez que la hemos cambiado por una mucho mejor. Por eso de nuevo insisto en que en el othello es importantísimo el tiempo que disponemos en cada juego, siendo una broma de mal gusto los juegos de 20 minutos, careciendo de toda seriedad. (Salvo que no se anote, en cuyo caso aun se podrían considerar útiles, ya que tardamos de media 3 minutos en anotar). Por eso es tan importante conocerse aperturas hasta avanzado el juego, y tratar de sacar a tu rival de su libro de aperturas lo que implica es que le vas a perjudicar también por el tiempo. Solo que te tomes 1 minuto en pensar, ¡un juego de 20 minutos se te acaba el tiempo en el movimiento 20!


En esta imagen de arriba, aunque la he tomado al azar y no es muy representativa, si blancas juegan D1, negras suele ser correcto que juege C1 sin pensar. Si hay un disco negro por ejemplo en F4, negras se lo podría pensar mejor, pero incluso se podría establecer que es correcto. Quedan fuera de este artículo explicar el por qué de cada situación y en la mayoría de casos es para no perder un tiempo en determinada región. Blancas D8 tal vez implicaría directamente y sin pensar negras E8.

Lo más triste es que muchos jugadores son víctimas de la maldición de jugadores de rápidas en abuso. Llega un punto en que no pueden progresar porque su aprendizaje ha sido erróneo y no pueden compensar en tablero los 100mil juegos online a 1 minuto. En casos extremos, dejan de jugar en torneos porque son incapaces de ganar, y no entienden por qué online son tan buenos y en vivo (no diré malos) por qué no cosechan mejores resultados. Eso les genera mucha frustración.

Vuelvo a mencionar ese artículo de ese jugador que ganó 1000 veces a otro en un mes. Ambos: compartiendo piso de estudiantes jugaban y jugaban y uno era mejor que el otro, (mucho mejor) por lo que el parcial creo que explicaron que fue de 1000 a 1 o 1000 a 0. No recuerdo bien, pero el jugador que le ganó, no se dejó perder ninguna. El resultado fue que el jugador que perdió 1000 a 0 (o más, según cálculos que hicieron), a parte de tener moral, cuando jugó con otros jugadores resultó ser un jugador con un nivel muchísimo más alto de el que él se creía, (si es quién yo recuerdo que es creo que llegando a llevar una de sus aperturas su nombre). En caso contrario: el jugador que ganó 1000 a 1, resulta que es un jugador que, tan acostumbrado quizá a jugar con jugadores inferiores, es casi imposible que un jugador inferior le gane. Aquí enlazo con una stat muy chula de Playok que estoy seguro de que evidencia algo de esta anécdota: Hay jugadores en Playok de por ejemplo 1700 puntos de Elo que cosechan un parcial de 20, 30, 40 o 50 a 0 contra jugadores digamos de 1300 puntos de Elo. (Suponiendo que el Elo es fiable, que son jugadores habituales, no hay falseamientos ni nada raro, etc). Sin embargo, esos mismos jugadores de 1700 puntos de Elo, cosechan en contra un parcial de 20, 30 40 o 50 a 0 contra jugadores de 2000 puntos en Playok. La pregunta es; ¿por qué yo (y otros) con 1700 puntos no podemos meter un parcial de 20, 30 o 40 a 0 a un jugador de 1300 puntos de Elo pero tampoco uno de 2000 puntos de Elo puede meternos el mismo parcial en contra? ¿Eso a qué se debe? A lo que vengo comentando: si jugadores por el motivo que sea se han acostumbrado en su base o en su aprendizaje a ganar y apalizar a jugadores muy inferiores, se vuelven muy fuertes contra rivales teóricamente inferiores pero son incapaces de ganar a rivales muy superiores. Eso a menudo sucede en partidas rápidas. No me imagino a según qué jugadores perdiendo contra un rival muy inferior. Pero tampoco me los imagino, por alguna razón, ganando a Seeley, Suekuni o Takanashi. En mi caso personal, yo sí suelo perder a menudo con jugadores teóricamente inferiores. Por otro lado, aunque no he jugado con Seeley, sí he jugado con jugadores de más de 2000 puntos en Playok y aunque me han ganado 6 o 7 veces, al menos he conseguido ganarles una. Evidentemente hay mucho sesgo aquí: yo voy de sobrado también y creo poder ganar fácil a un rival inferior, algo que trato de corregir y creo que es un lastre crucial en mi juego y que me da rabia que tenga. Pero por eso mismo es importante saber qué hacemos mal, para tratar de corregirlo. Actualmente estoy luchando contra ello y es algo que creo que he mejorado bastante y que seguiré mejorando.

En el grupo de whats app de la Asociación Española no obstante, algunos jugadores dijeron que eran algo paquetes. Aunque yo creo que no es faltar al respeto creer que eres mejor que otro jugador, sí me parecen irrespetuosos esos calificativos y no creo que ni ellos ni nosotros debamos considerar como tal a otro jugador. Lo comento porque, aunque como he dicho sí creo que soy mejor que otros jugadores, no creo que ellos sean paquetes ni deba calificarles como tales. Si de algo me enorgullezco de mi forma de jugar es que nunca he calificado a nivel interno a un jugador como de paquete. Siempre he pensado que simplemente o no tienen tanto tiempo para jugar, o no analizan las partidas, o no son conscientes de los fallos de su juego u otra razón que les impide mejorar. A menudo y como siempre les analizo, llego a la conclusión de cuales son sus lagunas y defectos, pero no por ello pienso que sean unos mantas. Tal vez ahora me esté leyendo un jugador del que no tengo su consentimiento para nombrarle así que no lo haré, y simplemente de él pienso que no va a aprender a jugar si su totalidad de partidas de othello en su vida no rebasen ni siquiera la centena. Es algo lógicamente aplastante. Dicho todo esto: todos estos juicios de valor debemos dejarlos de lado desde que pulsamos el botón de inicio hasta que lo pulsamos para terminar. 

Sobre los Grandes Maestros, su juego en general deja muy pequeños defectos, con no más de 5 errores por juego. Ese es mi target, y aunque a menudo lo consigo, otras veces alcanzo la cifra de 9 errores. He detectado que mi variabilidad de juego, el hacerlo a veces tan mal y otras veces tan bien, se debe en parte al hecho de jugar en plataformas diferentes, con tableros muy distintos y a rangos de tiempo muy caóticos.  Sí es cierto que en más de una ocasión me ha salido un juego perfecto (0 errores) y otros con 2 o 3 fallos, que bien los podría firmar el mismísimo Takanashi. ¿Significa eso que soy mejor que él? NO. Rotundamente no. Eso significa,-como mucho-, que podría ganarle en una partida. El problema es que esas partidas las suelo hacer cuando el rival tiene la mala suerte de proponerme la apertura que me se hasta el 18-21 y justo cae en el 19 o un poquito antes de sacarme del libro (si me la aguanta me la suele ganar). De modo que al final solo tengo que mover 10 veces pensando, y a veces en paridad no es difícil decidir o contar con mucho tiempo, de ahí estas partidas tan buenas. De ahí también la lógica aplastante de que si amplías tus aperturas hasta el movimiento 20 en muchas secuencias, tendrás el nivel de Takanashi. De los datos sobre juegos de jugadores de élite es de donde he empezado a demostrar empíricamente que a partir de cierto nivel, la varianza es tan importante o más que la media.

Hace un tiempo idée una fórmula para valorar del 1 al 10 el nivel de un jugador, es la siguiente: Tomas LA MEDIA de los errores que han cometido en 100 partidas serias, analizadas en profundidad de 30 con Nboard y esperando lo necesario cuando es suficiente para ver si es un error. Por ejemplo, imaginemos que tu media es 6,7. Ese 6,7 lo divides entre 30 (el total de movimientos). Te da 0,2233333 en valor absoluto. Ahora le restas 1 y te da 0,7766666, lo multiplicas por 10 y te da 7,76. Esa sería tu nota, tu valoración como jugador, del 1 al 10, lo bueno que eres: serías un jugador de notable alto. Creo que aporta muchísima más información que el Elo. Lo difícil es calcularlo claro, pero lo podemos hacer cada uno, o tal vez en el futuro un programa lo pueda botear. 

Por ejemplo si cometes 0 fallos de media, (juegas perfecto), dividirías 0 entre 30 y te daría 0. A ese 0 le restas 1 y te da -1 o en valor absoluto 1. Ese 1 lo multiplicas por 10 y te da 10. Serías un 10 de jugador, la perfección, (ni siquiera Takanashi alcanzaría ese nivel). Otro ejemplo más, supongamos que cometes 12,5 errores, pues lo divides entre 30, eso te da 0,416, le restas 1 y te da en valor absoluto 0,5833, lo multiplicas por 10 y te da 5,833 serías un jugador de aprobado. Si cometes 15 errores, lógicamente sería un 5 pelado, la mitad lo haces bien. Os puede parecer muy mal cometer 15 errores, (yo el otro día cometí 17 a un minuto) pero eso prueba el nivel tan alto que hay en el othello, y lo fácil que es bajar los fallos. Este sistema para calificar jugadores siempre me ha gustado mucho porque califica de una forma muy objetiva el verdadero nivel en base al programa. Lo bueno que tiene el othello es que puedes comparar con el programa como de perfecto lo has hecho y por tanto puedes mejorar y hacer estas valoraciones, siendo el programa un 10. Evidentemente se puede mejorar añadiendo datos de puntos perdidos, algo clave que justificaría la diferencia entre Takanashi y otros jugadores.

Otra de las cosas que más me han llamado la atención, es la velocidad con la que analizan después las partidas. Aunque puede tener sentido en la apertura, no le veo sentido en el juego medio. Aun así, no me dice nada acerca de la velocidad con la que pueden analizar las partidas en su casa. Ya lo ví de Roel en algún EGP u otros jugadores, y ese es el motivo por el que en general no me interesa demasiado analizar una partida en un evento, ya que yo al menos tardo 10 minutos en echarle un análisis mínimo. Creo que forma parte del saber perder (o ganar) no irte corriendo como un poseso a analizar el juego con el portátil tras jugarlo. Puedes hacerlo con más calma al día siguiente, ¿no? Distinto es si se secunda mi propuesta de no anotar en un torneo, y se reconstruye el juego justo después de terminarlo.


En cuanto al análisis, es cierto que en menos tiempo puedes ver si has fallado o no al final, aunque no lo considero relevante del todo, ya que la partida ofrece muchos matices que a un minuto no puedes ver. Tal vez la agilidad mental de ciertos jugadores sea muy superior a la mía, pero un análisis sin entrar mucho en detalle encaja más en jugadores de partidas rápidas, pues no van a tener tiempo de analizar profundamente digamos sus 100 partidas al día. De ahí también se comprende por qué yo juego sustancialmente menos juegos. Como escribí hace un tiempo: lo pesado de analizar es ir al detalle de esperar 2 minutos a que el programa te ajuste mejor la valoración, y tratar de deducir por qué las secuencias del programa son buenas. Un análisis de una partida puede inlcuso durar una hora, siendo más productiva esa hora que jugar varios juegos. 

En cuanto al análisis, yo diría que puedes hacer muchas cosas: 1- Buscar movimiento clave del juego, 2- Echar un ojo a la apertura, 3- Echar un ojo al juego lateral (si te interesa potenciarlo, ver por qué era correcto o no jugar en laterales), 4- Echar un vistazo a las Diagonales (si te interesa potenciar esa parte del juego), 5- Echar un vistazo al juego y medio y 6- Mirar cualesquieras otras opciones que te interese mejorar, así como profundizar más en errores graves, (más de 10 puntos) comprendiendo por qué has fallado tanto. En definitiva: hay muchas cosas que se pueden mirar con un análisis, y mirar un análisis simplemente para ver: "aquí fallé", es prácticamente inútil.

Por último, el programa revela a veces algunos movimientos extraños, que nos daría la sensación de que jamás haríamos por parecer incorrectos. El reto es conseguir entender por qué esos movimientos son correctos. El problema es: 1- Llegar a encontrar esa justificación (no siempre es rápido) y 2- que luego se te ocurra a ti (muchísimo más difícil). Sin duda, si ni siquiera encuentras esa justificación de esos movimientos complicados, (insisto, a veces muy difícil encontrarla) será imposible que se te llegue a ocurrir en algún juego. Por último, por experiencia, esas justificaciones a menudo tienen su respuesta en conceptos distintos que varían en cada juego, por lo que cuando decides aplicarlas, puedes interpretar mal la decisión en el juego concreto optando por una solución brillante que crees que es correcta pero no lo es en absluto.

viernes, 3 de agosto de 2018

Problemas de othello Japan - 13

Capítulo 13: Soluciones sencillas



En este juego parece que negras no tienen ningún control sobre la posición. Pocos laterales y una situación que no invita a ser muy optimistas. Como digo en el vídeo, debemos tener claro en muchas ocasiones cual es la solución, o por donde van los tiros. Obcecarnos en estrategias retorcidas a menudo hará que malversemos nuestro tiempo, que suele ser limitado en la mayoría de partidas. De nuevo un problema poco intuitivo donde los laterales principales importan poco. 

Y digo laterales principales porque al final para ganar un juego deberemos tener discos en el lateral. El primer movimiento correcto es A5,  y desde ahí podemos intuir la trampa de paridad al dejar el hueco descubierto en G1. Gracias a que existe un hueco impar donde blancas no puede acceder, negras acabarán el juego por donde sea y moverán dos veces, terminando donde blancas no podía acceder, en este caso G1. Es importante aquí que negras tenga salida siempre, es decir, que blancas no nos revierta la situación de desparidad haciendo que no podamos mover y tengamos que ir forzados a G1, terminando entonces blancas el juego. 

No obstante nuestra posición en G1 parece ser suficientemente ventajosa ya que tenemos el norte logrado en un último movimiento. Sin embargo, no debemos guardarlo para el final.  El primer movimiento brillante en A5 esconde que estamos cediendo un lateral, pero en efecto, perseguimos nuestro tenaz objetivo de ganar el norte explotando G1, pivotando sobre B1. A pesar de ello, debemos cambiar de planes. Tal vez podemos ver antes que nuestra trampa reside en arrastrar a blancas hacia abajo, ya que no  pueden acceder a B2, y revertir la situación donde ahora nosotros tendremos ventaja en la casilla de B2. Creo que es más sencillo explicarlo así, ya que me parece muy complicado que se nos ocurra este pequeño swindle de primeras. 

Este es uno de los casos donde ver el final del vídeo para comprender como se soluciona el problema, quizá es más instructivo que leer mis comentarios. Aun así, y tratando tal vez de explicar por qué a alguien se le ocurriría A5, la única explicación es tal vez en que es un movimiento limpio, (como otros, por cierto) quizá teniendo claro que negras debe acabar en la región ventajosa del suroeste. En cualquier caso me parece un problema complicado.

miércoles, 1 de agosto de 2018

¿Esto sería hacer trampas?

Me comentan, (y de hecho he visto) que algunos jugadores aprovechan el tiempo entre partida de othello, para mirar qué aperturas van a jugar sus futuros rivales. La idea es, a segundos antes de empezar el duelo, visualizar con el programa qué movimientos son correctos, conociendo la apertura que te va a jugar tu rival, básicamente porque es lo que está haciendo en el torneo en curso. De hecho alguna vez me ha pasado en Eothello que al analizar un juego, justo estaba jugando esa misma apertura con otro rival, y dada la naturaleza de la página donde una partida dura días, me tenía que cortar y dejar de analizar una partida ya terminada, porque el hacerlo me revelaría movimientos de otra partida en curso con esa misma apertura, lo cual en efecto sería hacer trampas. (De ahí que Eothello se configure como un sitio donde jugar aperturas xot).  Este ejemplo no sería muy diferente de lo que podría suceder en un torneo. Todos asumimos como natural que en nuestra casa somos libres de hacer lo que queramos... ¿pero deberíamos serlo ya en el torneo? ¿no deberíamos cortarnos un poco?

Esto pone de manifiesto que se deberían de prohibir dispositivos electrónicos en torneos, más allá de posibles contraargumentaciones como: "no todos lo hacen", o "cambia la apertura y punto", ó "tú también puedes hacerlo". Todas estas justificaciones no me convencen, y aunque creo que prohibir usar estos dispositivos sería demasiado tajante, (al final comentaré el por qué) no veo otra posible solución. 

Si resulta evidente que mirar el teléfono móvil con el programa mientras estás jugando es hacer trampas, ¿acaso no es tan diferente mirar el programa segundos antes de jugar contra ti? Esto lo he visto. Termina un juego y los jugadores van a analizar la partida, ansiosos por ver los fallos. Quizá un buen conocimiento del othello y del respeto en los torneos implicaría un poco de autocontrol por parte de los jugadores para que no fueran hambrientos de ansiedad a mirar el juego. Al fin y al cabo, lo podrán mirar al día siguiente. ¿Qué es esperar apenas 25 horas (o menos) para echar un vistazo a la partida cuando muchas veces han tenido que esperar días o semanas un resultado importante en su vidas? Como por ejemplo, un examen o unos resultados médicos. Me parece por tanto, de una inmadurez interesante este tipo de actitudes en torneo. En ciertos casos, implican cierta falta de respeto hacia los demás jugadores. Se pierde conversación, ganas de sociabilizar y la imagen negativa y peyorativa que se proyecta al exterior de "frikis" cobra más fuerza si cabe. 

Los límites deben ser estudiar a tu rival si quieres el día antes, pero el mismo día del torneo, me parece rizar demasiado el rizo. Se supone que tu por ejemplo estás jugando un torneo, y te va a tocar por ejemplo contra Marc Tastet. Justo antes de empezar la partida, echas un vistazo a los juegos de Marc para ver qué aperturas ha jugado, entonces te vas al lavabo o directamente aprovechas el tiempo que se tarda en iniciar el juego, para mirar con el teléfono móvil los primeros 3 o 4 movimientos de la secuencia que crees que va a jugar Marc. Aquí la mayoría de jugadores me argumentarán que en efecto, Marc deberá cambiar la apertura para que el friki de turno no te la analice segundos antes... pero, ¿y si no quiere hacerlo? ¿Acaso no tienes tú más ventajas por empezar un juego tarde? Un torneo riguroso de verdad, implicaría que a una hora fija, uno de los dos jugadores puede pulsar el reloj a la hora que toca el inicio de la partida, y si el rival no está delante, debería ser su problema (salvo como siempre, casos de fuerza mayor).

Esta es otra de las consecuencias de jugar torneos con poca gente, que ya sabes seguro con quién vas a jugar, y quizá debería incluso evitarse hacer pública la lista de nombres antes del evento. A mi me ha llamado siempre la atención la velocidad con la que van a analizar el juego justo después de jugarlo, y no me parece del todo mal que se haga. Pero analizar a tus rivales en el mismo torneo me parece demasiado. Pero si prohibimos los teléfonos móviles, es posible que no jugara nadie. Los jugadores argumentarían que necesitarían hacer una llamada, o utilizar el teléfono para según qué cosas personales y el control sería imposible dado que no podemos ver qué está haciendo alguien con su teléfono móvil, igual que como sucede muchas veces cuando transcriben en Eothello, o igual que le sucedió a Seeley en la hora 5:16:30 del vídeo que adjunto aquí al final. 



La norma debe ser estricta, y nada impide a los jugadores analizar las partidas al día siguiente. Los teléfonos deberían estar apagados y cualquier gestión personal debería quedar supeditada a pedir expresamente autorización al director del torneo, que supervisará su uso. Mientras la comunidad de othello no corrija estos pequeños defectos, no podremos crecer, porque muchas cosas de las que se hagan estarán en sospecha. ¿Cómo sabemos si el jugador antes de recibir la llamada o el mensaje no manda la señal rascándose la nariz o tocándose el brazo? todo esto se evitaría con una sencilla norma, y de paso todo sería mucho más limpio. Fair play, pero con normas, sin normas, no es más que una dictadura, un cortijo hecho a medida de unos pocos.