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miércoles, 25 de octubre de 2017

La obsesión y el othello



El otro día leía en el blog de Seeley que comentaba que cuando era joven estaba más obsesionado con el juego. He conocido a diversos jugadores de othello y parecía que tenían el mismo problema. Digo que es un problema, ya que la obsesión no creo que sea algo muy positivo (especialmente a largo plazo). La palabra me parece especialmente acertada y precisa, veamos la definición en español:

1. Estado de la persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una imagen fija o permanente y se encuentra dominado por ella. 2. Idea, palabra o imagen que se impone en la mente de una persona de forma repetitiva y con independencia de la voluntad, de forma que no se puede reprimir o evitar con facilidad.

He marcado de color rojo los aspectos negativos de la definición. No creo que sea bueno estar dominado por una idea o ideas, en este caso pensar repetitivamente en el juego, en las aperturas o algun aspecto concerniente al mismo. No obstante, a todos nos habrá pasado en ocasiones estar durante gran parte del día pensando en algo: ya sea el trabajo, nuestra boda o algún evento relevante en nuestra vida. Así que por eso a nivel personal distingo lo que sería una obsesión de una obsesión enfermiza. Yo creo que empieza a ser enfermiza cuando dicha obsesión se prolonga durante meses o años. 

Son temas psicológicos que no controlo demasiado. Sin embargo sí he leído algunos libros de psicología al respecto, aunque las opiniones de las que he extraído más riqueza han sido las vertidas por un psicólogo que conocí una vez. Él comentaba que psicológicamente, todos los seres humanos nos obsesionamos y lo pasamos mal por ejemplo si se muere un familiar o allegado querido/a. El psicólogo me comentó que lo habitual era estar deprimido durante 6 meses. Transcurridos 6 meses, si todavía alguien seguía deprimido u obsesionado con el fallecimiento del ser querido, esa obsesión o infelicidad que en principio era transitoria, degeneraba en una depresión. La depresión, como problema de salud más grave, implicaba un evidente tratamiento no solo psicológico sino psiquiátrico, sustentado en base a la toma de fármacos. 

En aquella conversación el psicólogo me comentó que en los años 90, el convenio internacional era no considerar como obsesión o depresión patológica (la traducción médica y formal pienso yo que de "enfermiza"), las depresiones que duraran menos de 2 años. Es decir, en el nuevo siglo cambió la convención y psicológicamente se empezó a considerar que una persona debería superar la muerte de un ser querido en menos de 6 meses y no 2 años como sucedía años atrás. La idea tenía pinta que iba enfocada a considerar a alguien con depresión lo antes posible para así poder tratarlo y venderle medicamentos. 

Como vemos en el ejemplo que he puesto, hay mucha controversia incluso a nivel de la medicina internacional sobre los tiempos acerca de los cuales una obsesión se puede convertir en un problema de salud de nuestra vida. Al tiempo que he jugado a othello durante muchas horas, también he estado estudiando durante otras muchas horas, por lo que también por temas de estudio me he sentido demasiado obsesionado, agobiado y por tanto mal psicológica y hasta físicamente. De manera que lo que hay que reconocer, es que pasado un tiempo, la obsesión puede pasarnos factura. Lo difícil es realmente determinar cuanto tiempo es necesario que transcurra hasta que esas consecuencias negativas afecten a nuestra salud, y en qué consistiran dichas consecuencias negativas. Pueden ir desde el insomnio, hasta el estrés, pasando por la depresión e incluso me ha comentado un jugador que ha tenido psicosis. 

Lamentablemente, se considera que el tiempo por el cual podemos soportar "sanamente" una obsesión, viene definido a partir del momento en el que dichas consecuencias negativas como las mencionadas en el párrafo anterior, empiezan a afectar a nuestra salud. De ello deriva una implicación tan lógica como peligrosa: No podemos saber realmente cuando la obsesión nos habrá hecho un daño puede que irreparable a nuestra salud mental. Y quiero hacer especial hincapié en lo de salud mental, porque de una torcedura de tobillo u otro daño físico no grave, nos podemos recuperar todos, pero a nivel psíquico-psicológico, resulta muy complicado recuperarse una vez se experimentan ciertos síntomas.

 Un gran Maestro Japonés con un mensaje que se me traduce como: "El othello es obsesión"

Así que la obsesión por el othello es un problema que debemos atajar, controlar, dominar y tratar de controlar. Está bien que nos guste el juego, pero una obsesión puede convertirse en algo insano que en última instancia puede hacernos mucho daño. Y acabo esta primera parte de nuevo apuntando a Seeley: él parece reconocer que jugaba obsesionado, o que dicha obsesión existía. Algunos jugadores no ven ninguna relación negativa entre obsesión y salud. En esta primera parte he tratado de desmentir dicha aseveración. Estar obsesionado por el juego, es malo. Más adelante entraré a debatir sobre si únicamente estando obsesionado se consigue ser el número 1 del mundo (en principio no lo creo). En la próxima parte comentaré los principales síntomas que pueden indicar que estamos obsesionados, para que seamos capaces de identificar el problema. Sin embargo, en los temas mentales es de crucial importancia reconocer el problema. Reconocer dicha obsesión. Si ni siquiera se reconoce el problema, es prácticamente imposible llegar a solucionarlo. Cuando empecemos a ser conscientes del problema, podremos empezar a solucionarlo o a controlarlo. Pero si ni siquiera lo queremos reconocer, quizá la obsesión desborde nuestro cerebro tarde o temprano, como el agua que entró en el Titanic y terminó por hundirlo, mientras los violinistas seguían tocando.

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