Cómo entreno el juego final

A parte de los problemas de Othello Japan de los que hablé en el anterior artículo, me dedico a analizar y jugar los últimos 10 movimientos de cada partida de 20 minutos que juego. Creo que 25 partidas al mes son suficientes, añadidas a las 25 que también juego en Othello Japan. La idea es jugar con la máxima diligencia posible, sabiendo que el WZebra no va a fallar y que cualquier error me puede condenar. Sumo los puntos perdidos y los errores que cometo y mejoro de esta forma el juego final. 

Y no es fácil. Varios meses sin realizar este tipo de análisis o entrenamientos han revelado un automático bajón de nivel en mi juego final. Además debo tratar de hacerlo bien, ya que resulta tentador a veces desmoralizarse ya que sabemos que el WZebra no se va a equivocar, y los problemas de juego final de Othello Japan creo que demuestran que a veces es muy improbable lograrlo a la primera, y en efecto, mis partidas del juego final solo las juego una vez. 

Aquí llega un pequeño inconveniente cuando el rival abandona anes de llegar al movimiento 39-40. En ese caso sigo jugando contra el Zebra desde que mi rival abandonó, pero resulta mucho más complicado ganar, ya que me quedan más movimientos perfectos por hacer (a no ser que la ventaja hubiera sido enorme, lo cual suele potenciar también la prematura rendidión de mi rival). En definitiva, que un rival se rinda implica un perjuicio muy directo en mi juego ya que: 1-Juego menos rato, 2-Menos movimientos para analizar y 3-Debo luego jugar contra el Zebra más movimientos, que se traducirán en más errores. Es por eso por lo que muchos rivales son pateados si se rinden en una partida. 

Como en el vídeo se puede ver, el análisis se centra desde el movimiento 39-40 porque es lo que yo considero juego final: los últimos 10 movimientos. Podría plantearlo de forma más corta, desde el movimiento 45, pero sería demasiado poco. Por el contrario, desde el movimiento 30 sería medio juego, así que desde el 39-40 considero que es suficiente. El Zebra me remonta demasiadas, aunque como digo, es muy difícil acabar bien contra la máquina.