Páginas

viernes, 6 de abril de 2018

Memoria selectiva

Te acuerdas de cuando pierdes

Foto: Lifeder

No de cuando ganas. El clásico ejemplo aquí es cuando estamos jugando al póker o a cualquier juego de azar. Tendemos a recordar de forma más precisa o clara las malas experiencias o malos resultados. Está probado científicamente que suele suceder a todo el mundo por igual. Una explicación precisamente científica es la idea de que el instinto conservador nos lleva a acordarnos de estas experiencias quizá tratando de evitar lo que ya muchos conocemos como "tropezar dos veces con la misma piedra".

En el othello, como quizá sucede en otros juegos técnicos, es imprecindible jugar lo más imparcial posible. Debemos evitar ponernos nerviosos o condicionar nuestro juego a una situación pasada. No significa que no podamos ser buenos jugadores si dejamos que todas estas cuestiones nos afecten, pero desde luego será más complicado centrarnos en el juego. 

Precisamente quizá decisiones incorrectas en pasadas partidas nos afecten, decisiones que tal vez nos hayan hecho perder un juego importante y eso lastra nuestra forma de jugar. Un claro ejemplo es cuando en Reversiwars te proponen ocultar el nivel del rival para que así no te dejes influenciar por el mismo. Si hemos perdido muchas veces contra un rival, tendemos a pensar que la próxima también sucederá, pero realmente no tiene por qué. 

Jugando a 1 minuto se soluciona al menos parcialmente este problema. Al jugar masivamente tantas partidas seguidas de 1 minuto, tendemos a ignorar las derrotas y por tanto nos olvidamos de los errores que hemos cometido (si es que acaso nos importa o lo analizamos). De hecho, es imposible analizar al menos momentáneamente los juegos a 1 minuto si los jugamos en tandas de varios juegos a la vez. Esto hace que podamos desarrollar al 100% nuestro juego sin importarnos el análisis. Evidentemente, en el equilibrio está la cuestión, y mucho juego sin análisis tampoco funciona a largo plazo para mejorar. La idea es analizar las partidas sin que dichos errores o derrotas nos afecten, pero siendo capaces de valorar por qué hemos cometido cada error. En la respuesta no debería estar: "es que perdí una partida por jugar así...". Evidentemente me refiero a errores muy concretos, en ciertos aspectos del juego final. El poco tiempo que nos puede quedar para terminar un juego muchas veces hace que salga a relucir nuestro instinto, y en ese instinto insconsciente de pretender mover 10 veces en siete segundos, podemos tender a mover tildados por partidas pasadas.

El uso de computadores para jugar contra ellos ha propiciado que podamos potenciar esta faceta, pues jugaremos contra la máquina sin estar condicionados por su nivel, (ya que a priorio ya lo conoceremos). Sí es cierto que muchas jugadas en el othello se suelen parecer a otras que hemos visto o jugado, pero no por ello significa que deban ser correctas en la partida que estemos jugando.  El instinto conservador en el juego final que hace que cambiemos jugadas que en principio creíamos correctas, es otro ejemplo de sesgo psicológico, aunque de ello hablaré en otro capítulo. Por hoy creo que es interesante tener presente que si dejamos que las derrotas condicionen nuestro juego, nos haremos un flaco favor a nosotros mismos como jugadores de othello, y tal vez será cuestión de tiempo que terminemos por cansarnos del juego y dejar de jugarlo. Las derrotas van a seguir sucediendo y forman parte del juego, y saber encajarlas debería ser una parte fundamental (sino la más importante) sobre la que un jugador debería aprender a dominar. Si bien creo que puede ser beneficioso recordar nuestras victorias y éxitos, dejarnos lastrar por las derrotas, sin duda nos impedirá disfrutar al 100% del juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario