Una de las características del mal
perder de muchos jugadores de othello, ha sido el hecho de poner pegas,
excusas u objeciones a sus derrotas. Las excusas ante una derrota,
pueden ser prácticamente infinitas, como sucede en cualquier disciplina,
sin embargo sí he detectado 2 argumentos que tienden a repetirse y que
son comunes diría a la mayoría de jugadores de othello. Anular estas
excusas, evitar nombrarlas o señalarlas como culpables de una derrota,
fueron razones que me permitieron convertirme en mucho mejor
jugador. Paso más al detalle.
1-
Hace trampas. Diría que es la excusa más habitual, utilizada
especialmente en juegos online. Aquí hay muchos puntos a comentar, y el
análisis de esta excusa podría en si misma ocupar otro artículo. Una de
las consecuencias que me ha pasado desde que intento no acusar jamás de
trampas, es el hecho de quedar como un tonto cuando las trampas son
demasiado evidentes. Sin embargo, en la mayoría de casos esto no es así,
de modo que corrigiendo este defecto, he conseguido quedar por encima como persona,-que es lo más importante-,
de hipotéticos tramposos. Así que ciertos argumentos lógicos
apuntan lo siguiente: puedes tener sospechas, incluso un 99% de
fundamento de que ha hecho trampas, pero como no estás 100% seguro, más
vale no decir nada nunca, porque si fallas por ese 1% de que pueda ser
que haya jugado legal, estarás quedando como un imbécil al acusar a
alguien de tramposo sin que éste lo sea. Solo por la humillación que
representa acusar a alguien de tramposo sin serlo, vale la pena no
acusarlo. De nuevo, haga trampas o no, tu comportamiento es noble,
elegante y digno. Incluso si tu rival hiciera trampas, la carga de la
responsabilidad de tal ruín acto, recae sobre él. Me vino bien aquí recordar las muchas veces que me acusaron a mi de hacer trampas sin haber hecho, y aun siempre habrá gente que me acuse de ello. Ellos quedan mal conmigo y quedan mal consigo mismos. Entender el juego como algo objetivo sirve para aprender de él, al analizar la partida tras una derrota siempre podemos aprender, nos hayan hecho trampas o no. Cuando alguien me acusa de hacer trampas no puedo evitar sonreir y vislumbrar a mi oponente como alguien que se autointerpreta como ciertamente ridículo.
Para mi tampoco fue fácil superar este punto. Durante años, he jugado en internet, donde hay muchos
tramposos. Tramposos que se ceban especialmente con jugadores oficiales,
o jugadores respetuosos porque les gusta más trolearles. Cambiar conductas de pensar inconscientes
que llevamos años haciendo, es algo súmamente difícil, y un reto
apasionante. Sin embargo, cambiar esta forma de pensar no solo nos
convierte en mejores jugadores, sino en mejores personas. E insisto: es
difícil. Perderemos juegos y pensaremos: "no puede ser, no tiene este
nivel, ¿habrá mirado el programa?" Los teléfonos móviles no ayudan, ya
que hoy en día ya no solo hay 1 programa o 2 con el que poder hacer
trampas, sino decenas. Antiguamente el Zebra no era tan conocido, y era
más raro, pero hoy en día en cambio es algo más habitual, lo que hace
que nuestras sospechas aumenten, pero no por ello debemos consentirlas.
Las trampas han sido también en mi opinión uno de los motivos principales de que no hayan cientos de jugadores en torneos.
Un jugador víctima de un tramposo puede no participar en un torneo porque siente que no da el nivel... pero un jugador que sea un tramposo habitual, también se sentirá más cohibido a
la hora de jugar un evento de estos, especialmente en una comunidad
pequeña donde se puede intuir quién es, y donde en el torneo le van a
preguntar por sus nicks online.
Así
que del anterior párrafo deducimos que las trampas perjudican mucho más
al que las hace que al que las recibe. Pensar en ello nos va a ayudar a
mejorar, a no acusar de trampas y a potenciar nuestro juego. No importa
si nos han hecho trampas: lo importante es el juego. Lo importante es
mejorar. El tramposo queda en ridículo consigo mismo, se limita como
jugador, y se autoinsulta. La respuesta ante un tramposo debe siempre ser
respetuosa, y nunca acusatoria. Diría que es importante que ni pensemos
si ha hecho trampas. "Es bueno", punto final. Por ahí iban dirigidos mis
comentarios a ciertos jugadores, donde les preguntaba por jugadas.
Normalmente los tramposos suelen ser tan mediocres como para no conocer
el juego, así que es usual que no comenten jugadas, básicamente porque
no saben. Es gracioso ver a tramposos "mudos" en un juego online, y este
ha sido otro motivo por el cual me ha gustado siempre hablar con mis
rivales, (usualmente después del juego, durante solo contesto si me
hablan). Si no puedes chatear con tu rival, no tiene gracia jugar
online, podría jugar con el programa. Y aunque hay jugadores mudos que
no hacen trampas, los que sí las hacen no suelen hablar, por lo que
siempre aconsejo intercambiar unas palabras.
2- No me ha dado tiempo. Esta excusa cae por su propio peso si nuestro rival dice lo mismo, ya que ambos tenemos el mismo tiempo. Sin embargo, puede tener sentido en juegos a 1 Minuto, donde el tiempo es tan corto, que un jugador puede volverse experto en jugar a algo que no es el othello, sino un juego donde haces un push (jugar rápido aunque mal) para desconcertar al rival. De nuevo, los juegos a 1 minuto han provocado que no participen muchos en torneos, y curiosamente, han sido los jugadores habituales a 1 minuto los que han sido víctimas de su propio juego. El problema es cuando se unen los puntos 1 y 2, y un tramposo nos mete un parcial de 50 a 0 jugando a 1 minuto. Puede también destruirnos a nosotros como jugadores, pues creeremos que no vale la pena jugar un torneo contra gente tan buena. Ese es el motivo por el que deberíamos controlar nuestros juegos, y ponernos un tope en cada sesión, aunque es una norma que casi nadie hace, la mayoría de la gente juega a placer, o a ratos.
Personalmente,
esta excusa ha sido la que más he utilizado. Creo que más correcto
sería decir, que un tiempo corto de partida perjudica a ambos jugadores.
Es un punto muy debatible, y me gustaría leer comentarios en mis
artículos al respecto. Sin embargo, la comunidad de othello no es muy
grande, y a la fecha de publicación de este artículo, en cuanto a
extensión, mi blog será ya el más grande de todos, (seguramente no el
más bueno, a mi me sigue encantando el de Jorge o el de Fabrício). Con
el tiempo corto en torneos se busca jugar más juegos, y evitar así una
partida a 40 minutos donde un rival estaría muy incentivado a prepararse
la apertura. Sin embargo, no siempre se consigue jugar muchas partidas.
3- Ha tenido suerte. Esta excusa me la quité de la cabeza bastante
rápido. A veces ganaremos nosotros 33-31 y otras veces perderemos. Sin
embargo algunos jugadores consideran mala suerte perder por 33-31. El
problema de considerar mala suerte este resultado y creértelo, es que
cuando coseches demasiados 33-31 en contra, empezarás a pensar
seriamente que eres un desgraciado. En última instancia, dejarás de
jugar, como han hecho ciertos jugadores buenos que prefiero no
mencionar. La historia del othello está llena de jugadores frustrados
que han dejado el juego por temporadas por no ganar, o no obtener los
resultados deseados. No saber encajar todas estas situaciones que vengo
comentando son clave para que dicho jugador no desaparezca.
Un
jugador que siempre pone excusas exteriores a sus derrotas, será un
jugador que no encontrará la excusa número 1 en un torneo, y que no
comprenderá muchas cosas del juego, haciendo que simplemente decida
dejar de jugar. El no comprender como funciona el juego, hará que
culpemos de nuestras derrotas a otros factores. La suerte puede ser un
factor en un juego final, pero otras veces te sonreirá a ti.
Lo
complicado es asumir la responsabilidad de la derrota: "lo he hecho mal,
voy a mejorar". Podría nombrar a jugadores que piensan de esta manera y
que han experimentado una mejora bestial en su juego. Hay que hacer más
autocrítica, y pensar en como lo hemos hecho, no importan las trampas o
el tiempo, solo nuestro juego. Si de algo me ha gustado parecerme a los
jugadores japoneses, es ver las pocas veces que ponen objeciones a sus
derrotas. Habrá de todo, pero detecto en ellos mucha menos crítica
externa y más autocrítica, constituyendo otra de las muchas cualidades
que les hacen ser mejores jugadores. Que estén tan arriba en el ránking,
no es casualidad, y no es solo porque jueguen más desde pequeños.
Como técnica psicológica: al perder un juego repetir mentalmente: "más autocrítica", 10 veces. Después acudir a analizar el juego. Os ayudará. Otro factor que no ayuda es el hecho de crecer como jugadores, y es que según nos vamos volviendo mejores, el ratio de victorias contra cualquier rival puede alcanzar el 90%, por lo que una derrota será lógico y normal que nos sorprenda, porque no es lo usual. Algunos le llaman tener humildad, o no tener mucho ego, eso también nos va a ayudar a gestionar este tipo de situaciones. Debemos recordar que si nos duele perder, es porque perdemos pocas veces, y porque pocos son los agraciados que nos logran ganar, y eso es bueno. Ver los saltos de alegría y gritos de un rival que nos ha ganado no debe ofendernos, sino honrarnos, pues son los mejores halagos a nuestro gran nivel. Como último apunte, debemos evitar que nos duela e incluso nos moleste perder. Si conseguimos esto último, alcanzaremos un nivel de juego terrible, dando realmente el 100% de potencial, pues jugaremos sin miedo. Jugadores que no tienen nada que perder son a menudo jugadores temibles, y es otro rasgo característico del juego nipón, muy acorde a su cultura y el legado samurai.
Como técnica psicológica: al perder un juego repetir mentalmente: "más autocrítica", 10 veces. Después acudir a analizar el juego. Os ayudará. Otro factor que no ayuda es el hecho de crecer como jugadores, y es que según nos vamos volviendo mejores, el ratio de victorias contra cualquier rival puede alcanzar el 90%, por lo que una derrota será lógico y normal que nos sorprenda, porque no es lo usual. Algunos le llaman tener humildad, o no tener mucho ego, eso también nos va a ayudar a gestionar este tipo de situaciones. Debemos recordar que si nos duele perder, es porque perdemos pocas veces, y porque pocos son los agraciados que nos logran ganar, y eso es bueno. Ver los saltos de alegría y gritos de un rival que nos ha ganado no debe ofendernos, sino honrarnos, pues son los mejores halagos a nuestro gran nivel. Como último apunte, debemos evitar que nos duela e incluso nos moleste perder. Si conseguimos esto último, alcanzaremos un nivel de juego terrible, dando realmente el 100% de potencial, pues jugaremos sin miedo. Jugadores que no tienen nada que perder son a menudo jugadores temibles, y es otro rasgo característico del juego nipón, muy acorde a su cultura y el legado samurai.
Otra
forma de pensar típica que comparten jugadores que suelen poner excusas
es el hecho de valorar como un dato objetivo, irrefutable y cierto, los
resultados entre ellos y otro rival. Por ejemplo, muchos jugadores
creen que un parcial de 20 a 1 en contra o a favor, refleja la verdadera
diferencia de nivel entre ambos jugadores. Aunque lógicamente es cierto
que puede ser que uno de los jugadores es más bueno que el otro,
a menudo la diferencia no suele ser tanta. Estas diferencias son más
relevantes en juegos por ejemplo de 15 a 5, donde si eres un poco tonto,
podrías hasta afirmar que eres "el triple" de bueno (o de malo). Sin embargo un parcial de 15 a 5 puede esconder 4 juegos remontados para el que ha ganado 15, en caso contrario el parcial ser reduciría a 11 a 9. No oculta que uno de los 2 es mejor jugador, pero la diferencia está algo sesgada.
Una
de las cosas que primero hay que aprender en el othello es a no fiarse
del resultado. Hay que analizar el juego y determinar como se gana o como se pierde.
Esa es la clave de todo para mi. Aunque es difícil determinar un
movimiento a partir del cual cambia todo, si íbamos ganando en el juego
final y perdemos, la partida la deberíamos haber ganado, somos en
teoría, mejores jugadores que nuestro rival, lo que sucede en la
práctica es que hemos perdido. Estas situaciones se pueden repetir e
incluso maximizar en juegos rápidos, (eg: juegos de menos de 25 minutos).
Volviendo
al símil del fútbol o cualquier deporte. Si dominamos un partido y
creamos ocasiones de gol pero el rival ha anotado en el minuto 90 y
hemos perdido, ¿somos peores? El partido lo perderemos, con
consecuencias negativas para un título, pero eso no significa que seamos
peores. Con el othello sucede lo mismo, debemos valorar toda la partida
en su conjunto, y no solo el resultado, que en muchas ocasiones será
justo, pero en otras no. Aun así, no debe ser tampoco una excusa: lo
único que pretendo aclarar aquí, es el hecho de no darle importancia a
los resultados y sí valorar más bien la partida, aunque es evidente que
perderemos por un error, y que no servirá de nada haberlo hecho bien.
El
Elo es otro motivo en el cual se fijan muchos jugadores y creen que es
una verdad suprema, aunque como todo, nos aporta información, pero no
es perfecta. Lo que sería perfecto sería un circuito de torneos y
partidas mínimo mensuales o quincenales por Europa y por España, como
sucede con el ajedrez. Tal volumen de partidas presenciales donde no
existen trampas y en igualdad de tiempo, proponen unas conclusiones y un
Elo acertado a cada jugador.