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viernes, 7 de junio de 2019

Othello y Shakespeare

Las buenas personas: ¿juegan mejor?



En el othello a menudo se ha hablado de que hay jugadores que tienen un talento natural para desarrollar un potencial de juego muy superior a la media. En este tipo de artículos, voy a intentar no hacer spoilers sobre la obra de Shakespeare, o más bien dicho: voy a intentar no hacer spoilers clave. Pues por muchos es sabido que dicha obra pone de manifiesto sensaciones y sentimientos a menudo negativos, (como sucede por otro lado en obras dramáticas de este autor), relacionados con el amor y con el odio. No podemos por tanto ignorar como jugadores de othello, el amor que nos suscita semejante juego, de la mano de la pasión que nos atrae cada día a jugar una nueva partida. 

En este sentido Goro Hasegawa vio algo muy claro como para ponerle a este juego othello, y es tal vez algo ignorante nunca mejor dicho, ignorarlo. Sin embargo sí podemos destacar algo que no tiene un calificativo expreso: las cosas no son lo que parecen. En Othello la envidia, los celos, subyacen a la historia principal. Del mismo modo en el reversi u othello nada es lo que parece al principio y me parece brillante y a la vez espectacular que se haya originado ese paralelismo primitivo entre una obra tan bonita y un juego tan apasionante. No solo me parece un nombre acertado, sino que magnifica aun más tan semejante juego. 

A partir de aquí: las claves para ser un gran jugador de othello pasan por no fiarse de lo que parece, sino más bien tener la seguridad y la certeza en uno mismo, de que está haciendo las cosas bien. La confianza en uno mismo es a menudo clave en este juego, y la diferencia entre jugadores muy buenos y jugadores excepcionales radica en esos segundos de autoconfianza respetuosa que logra posicionarles como élites del othello en su respectivo país. Y es que si algo me encanta de la obra de Shakespeare, es que sin dar descripciones explícitas, consigue hacer quedar a todos los hombres de dicha obra como unos auténticos imbéciles. Pero mirando más allá y tomando los valores y aptitudes negativas de cada hombre de la obra, y en especial de Otelo, hallaremos los errores más comunes en el propio juego. Solo superando esos vicios y machacándolos con sus virtudes contrarias, encontraremos el camino correcto para llegar a ser unos grandes jugadores. A menudo, jugadores que no han progresado más o no han desarrollado ese talento, es porque no han conseguido corregir esos defectos psicológicos, y no tan técnicos. Con esto no quiero decir,-ojo-, que el que sea malo o no sea muy bueno al othello es mala persona, simplemente establezco un paralelismo más entre la obra Shakesperiana y este tremendo juego. 

De aquí resulta también fácil conectar con los japoneses: personas en general más respetuosas que en otras culturas, con una confianza y un tesón admirables. No puede ser casualidad pues, que los niños jueguen tan bien a othello. Que el campeón del mundo tenga 10 años no es pues, una casualidad. Quien sinó, sería capaz de tener un corazón más puro y carente de complejos, de miedo, de desconfianza, que un niño. Por eso juegan tan bien, y por eso es que tal vez los grandes jugadores a menudo son también personas excepcionales. 

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